El comisario de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, Vytenis Andriukaitis, y el director general de la FAO, José Graziano da Silva, han acordado incrementar la colaboración entre ambas organizaciones para abordar el problema de los desperdicios, la inocuidad alimentaria y la resistencia a los antimicrobianos en las cadenas de suministro alimentario.
Así, la FAO y la UE se comprometen a trabajar juntos para reducir a la mitad el desperdicio per cápita de alimentos en 2030, reto fijado en la nueva agenda global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. También acuerdan intensificar la cooperación para frenar la propagación de la resistencia a los antimicrobianos (AMR, por sus siglas en inglés) en las explotaciones agrícolas y los sistemas alimentarios.
En este sentido, Andriukaitis ha afirmado que “la pérdida y desperdicio de alimentos representan un despilfarro inaceptable de recursos escasos y aumentan la inseguridad alimentaria, mientras que la AMR supone una grave carga social y económica”. Además, ha añadido que “estamos cada vez más unidos y somos más eficientes y estratégicos a la hora de abordar estos problemas y, por tanto, debemos celebrar este acuerdo”.
Tras asegurar que la AMR es una "preocupación mundial", Graziano da Silva advirtió que "desafortunadamente el uso de antibióticos, incluyendo el destinado a potenciar el crecimiento ya se ha extendido". Explicó la perspectiva de la FAO de que los antibióticos y otros antimicrobianos deberían usarse sólo para curar enfermedades y, en determinadas circunstancias, prevenir epidemias. Insistió en que no tienen que usarse para estimular el crecimiento de los animales.
Enormes pérdidas económicas
A nivel mundial, un tercio de todos los alimentos destinados al consumo humano (1.300 millones de toneladas) se pierden o desperdician cada año, provocando enormes pérdidas económicas y derrochando recursos naturales. Sólo en Europa, se desperdician unos 88 millones de toneladas de alimentos cada año, con unos costes asociados cifrados en 143 000 millones de euros, según las estimaciones de la UE.
Mientras tanto, el mayor uso –y abuso- de medicamentos antimicrobianos en la sanidad humana y animal ha contribuido al aumento del número de microbios patógenos que son resistentes a los medicamentos utilizados en su tratamiento, como los antibióticos.
Esto hace que la AMR sea una amenaza creciente que en 2050 podría ocasionar la muerte de hasta 10 millones de personas al año y pérdidas para la economía mundial de más de 100 millones de dólares EEUU, según algunos estudios. Además de los riesgos para la salud pública, la AMR tiene consecuencias para la seguridad alimentaria, al ser un obstáculo para el bienestar económico de millones de familias agrícolas en todo el mundo.