La Unión Europea ha invertido cerca de tres millones de euros en el proyecto Phbottle, cuyo principal objetivo es crear nuevos materiales plásticos sostenibles para envases alimentarios a partir de aguas residuales de la industria de los zumos de fruta.
En la Unión Europea, los envases generan al año más de 67 millones de toneladas de residuos que suponen cerca de un tercio del total de residuos sólidos municipales. En los países desarrollados, los envases para alimentos representan el 60% del total de envases y por tanto la fuente más notoria de residuos generados por la población.
Además, las industrias dedicadas a los zumos de frutas consumen una gran cantidad de agua, la cual se emplea tanto en la limpieza de la maquinaria y las instalaciones como en el lavado de la fruta antes de su transformación en zumo. El volumen mundial de aguas residuales generadas por este tipo de industria ha aumentado en los últimos años hasta superar los 155.000 millones de litros si se tiene en cuenta el procesamiento de frutas como las manzanas, los albaricoques, las cerezas, los cítricos y los melocotones.
Así, el proyecto europeo se propone reducir esta enorme cantidad de residuos mediante un envase innovador. El prototipo de envase de Phbottle se obtuvo mediante la transformación de materia orgánica en un material bioplástico (polihidroxibutirato, PHB). Esa materia orgánica era en gran medida azúcares fermentables como glucosa, fructosa y maltosa presentes en las aguas residuales de la industria de los zumos. La concentración de este tipo de azúcares en las aguas residuales generadas en el procesamiento de zumos puede alcanzar el 70% del total de materia orgánica e incluso llegar a contener cerca de veinte gramos por litro de azúcares fermentables, todo un filón de materia prima para la bioproducción de PHB.
Este material se mejoró con antioxidantes para prolongar la fecha de caducidad del zumo y la resistencia del envase. Los logros del proyecto se deben a la combinación de las tecnologías más modernas en biotecnología, envasado y microencapsulación y muestran el valor que albergan los residuos orgánicos generados por la industria del zumo como materia prima para envasar sus propios productos.
Ana Valera, coordinadora del proyecto, asegura que este “innovador envase contribuye a reducir el daño que provocan los materiales plásticos convencionales. Nuestro envase es respetuoso con el medio ambiente no solo por su origen natural, no basado en derivados del petróleo, sino también porque la producción de los envases contribuye a reducir el impacto medioambiental de la gestión de aguas residuales en la industria del zumo”.