El crecimiento del comercio mundial seguirá siendo moderado en 2016. De hecho, con un 2,8% más, se mantendrá en tasas parecidas a las registradas en el año anterior, según informa la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“Las importaciones de los países desarrollados deberían contenerse este año, mientras que la demanda de productos importados en las economías en desarrollo de Asia debería repuntar. En 2017, el comercio mundial debería crecer al 3,6%”, según informaron los economistas de la OMC.
“El comercio sigue registrando un crecimiento positivo, aunque a un ritmo menor de lo deseado,” asegura el director General de la OMC, Roberto Azevêdo. “Este año el comercio crecerá a una tasa inferior al 3% por quinto año consecutivo. Además, si bien el comercio mundial crece en términos de volumen, ha disminuido en valor debido a la variación de los tipos de cambio y a la baja de los precios de los productos básicos, lo que podría afectar al frágil crecimiento económico de los países en desarrollo vulnerables. Por otro lado, el avance del proteccionismo sigue representando una amenaza, ya que muchos gobiernos continúan aplicando restricciones al comercio y el número de esos obstáculos sigue aumentando.”
El resultado de 2015 confirma que el comercio mundial de mercancías creció por debajo del 3,0% anual por cuarto año consecutivo. También mostró una volatilidad inusual durante el año; en el segundo trimestre se redujo en los países desarrollados y en desarrollo para luego repuntar en la segunda mitad del año.
El crecimiento débil pero positivo del volumen del comercio de mercancías en 2015 contrasta con la pronunciada disminución del valor en dólares del comercio, que cayó un 13% y se situó en 16,5 billones de dólares frente a los 19 billones de dólares de 2014 (véanse los cuadros 1 a 6 del apéndice para obtener información sobre el comercio en dólares corrientes, por países y regiones). Esta discrepancia obedece sobre todo a las fuertes fluctuaciones de los precios de los productos básicos y de los tipos de cambio, como consecuencia, a su vez, de la desaceleración de la economía china, el mantenimiento de la producción de combustible en los Estados Unidos y las divergencias en la política monetaria de las principales economías. La volatilidad en los mercados financieros también repercutió en la confianza de las empresas y los consumidores y tal vez haya contribuido a reducir la demanda mundial de determinados bienes duraderos.