A pesar de la situación económica y el anuncio de la OMS sobre la carne procesada, el segmento de la charcutería ha crecido un 2,2% en 2015. No obstante, las carnes frescas registraron un descenso del 1,5%.
El comportamiento en 2015 de la carne fresca estuvo muy condicionado por la evolución de los precios, de tal modo que el consumidor castigó los productos que se encarecieron y recompensó aquellos que se abarataron. Así, si la carne de vacuno costó un 1,9% más, los hogares compraron casi un 5% menos; mientras que por el contrario al caer el precio de carne de cerdo el 3,2%, su consumo aumentó un 1,6%, según los datos de la consultora Nielsen facilitados con motivo del congreso AECOC de Cárnicos que se celebra en Lérida.
Sin embargo, el pollo sigue siendo la carne preferida por los españoles, con un 36% sobre el total de kilos de carne fresca consumidos, seguido por el cerdo (30%) y el vacuno (14%). Otras opciones como conejo o cordero/cabrito apenas tienen una cuota del 3-4%.
En las carnes procesadas, los consumidores redujeron el consumo de salchichas, que cayeron más de un 2% anual en el total mercado. En su lugar, éstos optaron por incorporar a su cesta de la compra productos que perciben como saludables y otros con un componente de indulgencia. De esta manera, el jamón ibérico creció el año pasado un 8,2%, fuet y longaniza un 6,7% y el pavo/pollo cocido un 2,8%.
El jamón serrano creció también un 3,4% en 2015, mientras que el jamón de York cayó un 0,6%. Esta dinámica dispar se produce a pesar de que ambos productos bajaron de precio durante 2015, pero es sintomático de la recuperación del consumo que sea la alternativa más cara la que crezca.
Tanto el jamón de York como el serrano son los principales productos de charcutería de la cesta de la compra con prácticamente una tercera parte entre ambos, seguido por pavo/pollo cocido con un 14% y salchichas con un 13%.
Por otra parte, otra tendencia creciente en el mercado de cárnicos, al igual que sucede con los productos frescos en general, es que los consumidores compran cada vez más estos alimentos en supermercados e hipermercados. En el caso de la carne, la distribución moderna tiene una cuota del 57% frente al 43% de las tiendas tradicionales y especializadas, mientras que en charcutería la brecha es aún mayor, 82% versus 18%, respectivamente.
En cambio, la compra online de productos frescos sigue siendo residual en España, aunque con mucho margen de crecimiento a pesar de que el consumidor español de momento vincula Internet con la compra “de maletero” (leche, agua, zumos, pañales, alimentos para mascotas, etc.) y no tanto con la compra recurrente, propia de los productos perecederos. Tal es así que Internet solo supone el 0,3% de las ventas de frescos, aunque su crecimiento en 2015 con respecto al año anterior fue del 23%. En el caso de cárnicos, el peso del ecommerce es ligeramente superior al del total de frescos, con un 0,4%.
Gema del Castillo, experta en Distribución de Nielsen, asegura que “el impacto del anuncio de la OMS tuvo un efecto inmediato en el mercado de cárnicos pero paulatinamente se fue recuperando, aunque categorías como salchichas, que sólo en noviembre vieron caer sus ventas un 14,9% en los hipermercados y supermercados españoles, mantienen una tendencia negativa. En cambio, aquello que el consumidor percibe como más saludable cada vez gana más peso, así como productos con connotación gourmet, como resultado de la bipolaridad del consumidor, que al mismo tiempo que compara precios, se da caprichos”.