Tras el comienzo de la aplicación del nuevo reglamento de información al consumidor, el pasado 13 de diciembre, el 61% de los consumidores asegura no haber percibido los cambios en el etiquetado. Y eso que el 90% de ellos lee las etiquetas de los alimentos.
No obstante, sólo un 65% de los consumidores las lee siempre, frente a un 25% que lo hace dependiendo del producto, es decir, si es la primera vez que lo compra o por su tipología (infantil, cárnico o producto preparado, por ejemplo).
Los consumidores encuestados que indican que su alimentación está condicionada por algún factor (enfermedad, alergias o dieta) leen la etiqueta en el 100% de los casos, según la encuesta que Consumolab ha realizado para conocer la percepción que tiene el consumidor sobre el etiquetado de alimentos coincidiendo con el Día Mundial del Consumidor, que se celebrará el próximo 15 de marzo.
La información en la que más se fijan los consumidores es la fecha de caducidad o consumo preferente, los ingredientes y la información nutricional. En lo que menos se fijan cuando leen las etiquetas son el país de origen, el fabricante o los alérgenos. Sin embargo, esto cambia en el perfil de consumidores que señala que su alimentación está condicionada por algún factor. En este 14% de encuestados los alérgenos ocupan el cuarto puesto en su prioridad de lectura e información.
Entre los consumidores que han notado el cambio de etiquetado, el 34% de los consumidores considera que la información nutricional está más clara, mientras que el 32% opina que leen mejor la información y el 31% que la información de ingredientes alérgenos está más destacada.
Según los consumidores encuestados, los productos que tienen en el etiquetado una información más clara son los lácteos (para el 28% de los encuestados), panadería, bollería y repostería (18%), así como zumos y mermeladas (18%). En cambio, las bebidas refrescantes (23%), los productos dietéticos (20%), la carne y pescado fresco (20%) son los que resultan más difíciles de entender.
Un 60% dice no poder leer bien la información. El 59% consideran que la letra es muy pequeña, el 19% que las letras están muy juntas, mientras que para el 15% no se resalta el color de la letra.
El 82% de los consumidores afirman que sí saben lo que son los alérgenos y un 70% consideran que no están bien identificados en la etiqueta. Sin embargo, en el 86% de los consumidores encuestados es el elemento que menos se lee de la información contenida en la etiqueta.
Los ingredientes son el segundo elemento más leído de la etiqueta y un 38% de los consumidores encuestados reconoce que no entiende la lista de ingredientes.
Un 75% de los consumidores consideran que el origen de los productos de alimentación no está claramente indicado en la etiqueta. Para el 27% de los consumidores, en productos como la carne y el pescado fresco la información sobre el país de origen debería estar claramente identificada.
En relación a la información nutricional, las calorías (13%), los azúcares (12%), las grasas saturadas (12%) y los hidratos de carbono (11%) son los elementos que los consumidores identifican más. La sal queda relegada a un 8%.
En cuanto al reconocimiento de los logos de alimentación que aparecen en el etiquetado, un 94% de los consumidores reconocen el logo “sin gluten” y un 87% reconoce el de “alimentos alérgenos”. Un 24% de los consumidores no saben reconocer los logos de “Punto Verde” y “Producto Ecológico”.
Por último, un 62% de los consumidores considera que el producto cumple la información que se indica en su etiquetado y ven satisfechas sus expectativas. Las cualidades/beneficios del producto (reclamos del tipo “rico en”, “bajo en” o “alto contenido en”) y los aspectos sensoriales son los principales aspectos a mejorar, en un 60 y un 38% respectivamente.