El Parlamento Europeo asegura que casi el 50% de alimento comestible y sano se desperdicia en los hogares y supermercados de la Unión Europea cada año, mientras que 79 millones de ciudadanos viven por debajo del umbral de la pobreza y 16 millones de personas dependen de las instituciones de beneficencia para alimentarse.
Por este motivo, la Comisión de Agricultura exige medidas urgentes para reducir a la mitad los residuos de alimentos en 2025 y para mejorar el acceso a los alimentos para los necesitados ciudadanos de la UE.
Los alimentos se desperdician en todas las etapas, tanto en los productores, como en los procesadores, minoristas, abastecedores y consumidores. Por ello, la Comisión ha pedido mejorar la eficiencia del suministro de alimentos y cadenas de consumo, sector por sector mediante la promoción de las relaciones directas entre productores y consumidores y para hacer frente al desperdicio de alimentos como una cuestión de urgencia.
«Este problema se ha descuidado durante demasiado tiempo, y este informe demuestra que la UE tiene que actuar ahora», aseguró el ponente Salvatore Caronna.
Así, para lograr una drástica reducción en el desperdicio de alimentos en el año 2025, son necesarias campañas de sensibilización tanto en la UE como a nivel nacional de cada Estado Miembro. De este modo, cada país deberá introducir cursos de educación alimentaria en las escuelas y universidades explicando cómo guardar, cocinar o intercambiar las mejores prácticas para disponer estos alimentos.
Para evitar que los alimentos sean ofrecidos al público con una fecha de caducidad reducida, la resolución propone introducir una doble fecha de etiquetado donde mostrar la fecha hasta la cual el producto se puede poner a la venta y hasta cuando se puede consumir. No obstante, la Comisión Europea y los Estados miembros deberían primero asegúrese de que los clientes comprenden de verdad la diferencia entre ambas etiquetas.
Para evitar el desgaste innecesario, el envasado de alimentos debe ofrecerse en una amplia gama de tamaños diseñados para mejorar la conservación de los alimentos. Los alimentos caducados o dañados podrían ser vendidos con precios reducidos, añaden los eurodiputados.