Cada vez hay menos productos peligrosos que acceden al mercado de la Unión Europea (UE), porque dichos productos se detectan y retiran más rápidamente.
Gracias a la eficacia cada vez mayor del sistema de alerta rápida de la UE para productos peligrosos no alimentarios («RAPEX»), se ha prohibido, retirado del mercado o recuperado en 2010 la cifra récord de 2 244 productos no seguros, lo que supone un aumento del 13 % en comparación con 2009, según se desprende del informe anual RAPEX de 2010.
Los Estados miembros han aumentado sus esfuerzos y las empresas europeas también están tomando más en serio la responsabilidad que les incumbe en el ámbito de la seguridad de los productos de consumo, lo que se refleja en el aumento notable (200 %) del uso del sistema de alerta rápida destinado a ellas. La seguridad en la fuente se ha convertido en una prioridad esencial; actualmente la atención vuelve a concentrarse en las instalaciones industriales (concepción y fabricación) y está aumentando la cooperación con los socios internacionales, en particular con China.
John Dalli, Comisario responsable de Salud y Política de Consumidores, ha declarado: «La seguridad en la fuente es fundamental para la seguridad de los productos, teniendo en cuenta sobre todo las nuevas realidades de la globalización. Las empresas deben excluir los riesgos para la seguridad desde el principio y los fabricantes deben gestionar la calidad del proceso de fabricación, controlando los productos finales a la salida de la línea de producción. La cooperación está empezando a dar resultados tanto en Europa como en los países que nos abastecen, como China. Esto significa que podemos proseguir el trabajo crítico que debe realizarse».