Cuando los consumidores salen de compras quieren disfrutar del tiempo de ocio. Por ello, aspectos como la iluminación, la calidad del aire interior o el diseño del espacio influyen en su percepción. “El confort térmico y acústico también es clave para que se sientan cómodos y puedan disfrutar del centro comercial con tranquilidad. El sonido y la temperatura afectan a la experiencia de compra y, por tanto, a las ventas”, asegura Miguel Rodríguez, prescriptor Manager de Rockwool Peninsular, líder fabricante de aislamiento a base de lana de roca.
De hecho, según Julian Treasure, experto en sonido y comunicación, una mala insonorización puede provocar que un centro comercial disminuya sus ventas hasta en un 30%. Y es que, el sonido de los ventiladores, las calderas y otros aparatos provocan que haya una reverberación de los ruidos en los locales, perjudicando las ventas. Este efecto se acentúa en los bares y restaurantes; de hecho, está demostrado que tres de cada cuatro personas comerían fuera más a menudo si los espacios de restauración fueran más silenciosos.
Una buena solución es el uso de materiales aislantes como la lana de roca que, por su naturaleza, permite controlar los niveles de presión acústica en el espacio. “La lana de roca tiene la capacidad de absorber los sonidos fácilmente y mantiene fuera del edificio el ruido del tráfico de las carreteras cercanas. En las salas de cine, por ejemplo, evita que los sonidos de las películas se mezclen con el ruido exterior”, explica Miguel Rodríguez. Además, se trata de un material que “frena la propagación del fuego y, gracias a su aislamiento térmico, reduce drásticamente el consumo de energía”, añade.