El comercio mundial se contrajo de manera acusada en el primer semestre del año ante los efectos de la pandemia del Covid-19 en la economía mundial. Sin embargo, la rápida respuesta de los gobiernos ayudó a frenar la contracción, y los economistas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) consideran ahora que, si bien los volúmenes del comercio registrarán una acusada disminución en 2020, probablemente no llegue a cumplirse el peor escenario proyectado en abril.
En concreto, según las estadísticas de la OMC, el volumen del comercio de mercancías se redujo a un ritmo del 3% interanual en el primer trimestre. Por su parte, las estimaciones iniciales para el segundo trimestre, durante el cual el virus y las medidas de confinamiento conexas afectaron a gran parte de la población mundial, apuntan a una reducción interanual del 18,5%, aproximadamente.
“Esa reducción alcanza niveles históricos, pero podría haber sido mucho peor”, destaca la OMC, en cuya previsión comercial anual publicada el 20 de abril se tenía en cuenta el considerable grado de incertidumbre respecto de la gravedad y el impacto económico de la pandemia y se describían dos posibles tendencias: una situación hipotética relativamente optimista en la que el volumen del comercio mundial de mercancías se contraería en el 13% en 2020, y una situación hipotética pesimista en la que el comercio mundial se reduciría en el 32%.
Con arreglo a la situación actual, bastará con que el comercio crezca en el 2,5% por trimestre durante el resto del año para que se cumpla la proyección optimista. Sin embargo, de cara a 2021, una evolución desfavorable, con inclusión de una segunda oleada de brotes del Covid-19, un crecimiento económico más débil de lo previsto o un recurso generalizado a las restricciones comerciales, podrían hacer que la expansión del comercio fuese menor de lo estimado en proyecciones anteriores.
«El desplome del comercio al que asistimos actualmente alcanza niveles históricos; de hecho, es el más pronunciado de que tenemos constancia. Pero hay un importante lado positivo en este fenómeno, y es que podría haber sido mucho peor», ha afirmado el director general Roberto Azevêdo.
«Esta noticia es, sin duda, positiva, pero no podemos permitirnos el lujo de caer en la complacencia. Las decisiones de política han sido decisivas para amortiguar el impacto sufrido por la producción y el comercio, y esas decisiones seguirán siendo importantes para determinar el ritmo de la recuperación económica. Para que la producción y el comercio se recuperen con fuerza en 2021, las políticas fiscal, monetaria y comercial deberán mantener su empuje conjunto en la misma dirección», ha añadido.
Habida cuenta de los datos comerciales disponibles para el segundo trimestre, la situación hipotética pesimista prevista en abril, que auguraba costos sanitarios y económicos incluso mayores que los finalmente resultantes, parece menos probable, ya que se basaba en descensos más acusados en los trimestres primero y segundo.
La pandemia de Covid-19 y los correspondientes esfuerzos de contención se intensificaron en la segunda quincena de marzo. En la mayoría de los países se aplicaron durante abril y mayo estrictas medidas de distanciamiento social y restricciones a los viajes y al transporte, pero esas medidas están siendo cada vez menos rigurosas. Esa evolución se refleja en diversos indicadores económicos que, considerados conjuntamente, apuntan a un posible inicio de la recuperación del comercio en el segundo trimestre de 2020.
De cara al próximo año, un ritmo de recuperación económica más lento de lo previsto influiría en el crecimiento del comercio. Esta posibilidad reflejaría un crecimiento para 2021 cercano al 5%, todavía considerablemente inferior a la trayectoria anterior a la pandemia. En cambio, el retorno rápido a su trayectoria anterior a la pandemia supondría un crecimiento del comercio aproximadamente del 20% en 2021, acorde con la situación hipotética optimista de las previsiones de abril. Las decisiones de política monetaria, fiscal y comercial serán importantes para determinar el ritmo de la recuperación, señala la OMC.