La industria de bebidas espirituosas registra una caída continuada desde que se inició la crisis. Para 2011, las previsiones no son nada halagüeñas ya que se estima un descenso de las ventas “cercano al doble dígito”, asegura Bosco Torremocha, director ejecutivo de la Federación Española de Bebidas Espirituosas (Febe).
Así, en lo que va de año, en el sector se han cerrado el 5% de las empresas productoras (de un total de 150 fabricantes), lo que ha provocado la pérdida de 10.000 puestos de trabajo, tanto directos como indirectos.
“Este año registramos un comportamiento malo, volvemos a ver caídas cercanas al doble dígito que se suman al descenso acumulado del 20% en los dos ejercicios anteriores”, se lamentó Torremocha, durante la rueda de prensa.
Además, señala que la campaña de Navidad, otrora impulsora del sector, “ha muerto” ya que “es muy difícil recuperar en dos semanas de celebraciones la atonía del consumo”, comenta el director ejecutivo de Febe.
En 2010, el sector comercializó 254 millones de bebidas espirituosas, con un valor de mercado de 7.400 millones de euros. Las categorías más comercializadas son el whisky (32,7%), ron (18%), ginebra (12,8%), licores (9,8%), anisados (9,5%), brandy y orujos (9,3%) y vodka (3,7%).
La tendencia en todas las categorías es a la baja, excepto en las marcas Premium, especialmente en el caso de las ginebras que han sabido reinventarse. Además, según Torremocha, en época de crisis “se acentúan los extremos” ya que, por otro lado, se produce un incremento de las marcas de la distribución, con una penetración “bastante razonable” del 8%.
En cuanto a la recaudación de impuestos, desde Febe aseguran que se ha retrocedido a niveles de 2002, hasta los 810 millones de euros, debido a la caída de las ventas. “Si se produjese una subida del IVA y un aumento de los impuestos especiales, la recaudación, directamente relacionada con el consumo, caería más de un 30%, lo que sería imposible de sostener”, explica Torremocha.
Por ello, desde la patronal se ha pedido una actualización de las segmentación para los impuestos especiales ya que “a pesar de ser las bebidas con alcohol menos consumidas, soportamos una carga impositiva muy fuerte lo que reduce nuestras ventas frente a otras bebidas alcohólicas como el vino o la cerveza”, comenta el director de Febe.