En los diez primeros meses del año el comercio al por menor registró una caída del 5,4% de sus ventas con respecto a 2010, según se desprende del Market Monitor de diciembre distribuido por Crédito y Caución.
Los bienes de consumo duraderos son los que más se están viendo afectados por esta situación de inestabilidad económica. La confianza del consumidor está disminuyendo debido a la incertidumbre creada por la crisis de la eurozona, la inestabilidad en el empleo, las dificultades de acceso al crédito y, consecuentemente, la capacidad de los hogares para el pago de deudas. En ese sentido, la caída en el subsector no alimenticio alcanza el 7,2%, mientras que en el subsector alimenticio apenas es del 2,7%.
La situación de liquidez y la dependencia de financiación externa son datos claves en el contexto económico actual. En ese sentido, la liquidez de los comerciantes minoristas, se encuentran en estos momentos ante un acceso restringido al crédito bancario, lo que dificulta la financiación de apertura de nuevos negocios.
En su afán por ahorrar, los consumidores eligen los formatos de distribución de proximidad que permite comprar los productos estrictamente necesarios. En este contexto, los minoristas se ven obligados a reducir los precios, a pesar de los precios de los productos básicos han aumentado por el incremento del de materias como trigo, cobre, maíz o combustible. Esta tensión provoca a su vez, un enfrentamiento entre minoristas y productores por los márgenes, siguiendo, los segundos, en su empeño de aumentar el precio de los alimentos, productos domésticos y en el transporte de las mercancías.
A corto plazo se espera que los precios sigan subiendo, aunque con una menor intensidad que en el año 2011. Factores como la desaceleración de la actividad económica mundial y de la zona euro, podrían ayudar a producir una situación de alivio en la presión ejercida sobre los precios en el transcurso del próximo año. Del mismo modo, los minoristas están comenzando llevar a cabo acciones como desinvertir, cerrar tiendas que no consideran rentables, o renovarlas y modernizarlas, con el fin de fomentar el atractivo entre los clientes.
De acuerdo con la experiencia de pagos de Crédito y Caución en el sector minorista, los pagos muestran un promedio de entre 90 y 120 días, descendiendo en los productos perecederos, como es el caso de los alimentos, hasta los 30 días.
En los últimos seis meses, y principalmente en el último trimestre, se ha notado un ligero crecimiento en los retrasos en pagos de las empresas minoristas, principalmente debido a la ralentización de la situación económica, al estancamiento de la demanda interna y a las dificultades que las empresas tienen a la hora de acceder a financiación bancaria. No obstante, el sector continúa comportándose en pagos mejor que la media nacional, lo que constituye un dato optimista por la importancia de estas actividades en el tejido empresarial español. Cabe además esperar que el sector mantenga su nivel de cumplimiento de pago a lo largo de los próximos meses.