La renovación del acuerdo entre la UE y Marruecos pondría en peligro4 de cada 10 empleos agrarios en nuestro país, según la organización COAG.
“El sector agrario ha sido utilizado continuamente como moneda de cambio en la apertura comercial, en beneficio de otros sectores económicos”, ha dicho el responsable de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora, ante la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo para pedir a los europarlamentarios que voten en contra de la renovación del Acuerdo UE-Marruecos en los términos actuales.
Góngora ha puesto de manifiesto la importancia económica y social del sector para muchas regiones de la UE y las negativas consecuencias que la renovación del Acuerdo UE-Marruecos tendría para las mismas. Las cifras son más que elocuentes: el sector de frutas y hortalizas en la Unión Europea supone el 8,5% de la producción mundial y, con sólo el 3% del área cultivada de la Unión en 1,4 millones de explotaciones, representa el 17% de la producción agrícola europea, lo que supone alrededor de 50.000 millones de euros.
Es el sector más importante a este nivel, por encima de cereales (10,1%, en 2009), leche (12,7%) o porcino (9,2%). A nivel de la UE, el sector genera aproximadamente 550.000 empleos directos, al margen de los empleos indirectos (industria auxiliar, manipulado, etc.). “Los datos en España son aún más relevantes en proporción: el cultivo de frutas y hortalizas en España supone un volumen de negocio de 14.700 millones de euros, lo cual supone el 38% de la Producción Final Agraria. Esta cifra se encuentra por encima del valor aportado por el conjunto de la ganadería española. Las ayudas comunitarias únicamente representan el 3% del valor del sector (450 millones de euros, porcentaje que se repite para el conjunto de la UE”, ha argumentado el responsable de COAG.
Desde el punto de vista laboral, el sector hortofrutícola es responsable del mantenimiento de 210.000 Unidades de Trabajo Agrario anuales y de la creación de más de 100.000 puestos de trabajo indirectos (en manipulación, envasado, transporte…). Cabe destacar que, en conjunto, las frutas y hortalizas generan el 40% de los empleos del sector agrario español, lo que explica su enorme importancia a nivel social y de desarrollo.
Góngora ha recordado que ni el Acuerdo en vigor, ni la renovación que se debate, cuentan con criterios y cláusulas que permitan verificar el impacto de la apertura comercial para ambas partes, especialmente con el objeto de comprobar el cumplimiento del fin último de la política exterior comunitaria: que se produzcan avances en materia de respeto al medioambiente, en los derechos laborales y –sobre todo- en el desarrollo económico y social de la población local y por tanto, no sólo de las grandes corporaciones locales o extranjeras. En este sentido, ha afirmado que para los agricultores españoles resulta imprescindible condicionar la apertura de los mercados europeos al cumplimiento de unos estándares mínimos en materia sociolaboral, ambiental y sanitaria, en beneficio de la seguridad alimentaria y de los consumidores europeos, pero también para lograr la mejora de las condiciones de vida y trabajo en los países del Sur.