La industria atunera es un buen ejemplo de la globalización de la economía mundial, generando un importante comercio y empleo, que es necesario preservar, según concluyó la V Conferencia Mundial del Atún, celebrada los pasados días 12 y 13 bajo el lema “El futuro de la industria atunera en un entorno globalizado”.
En este sentido, el esquema de la industria atunera española y europea y de sus inversiones en terceros países (SPG+ y ACP), destaca por desarrollar su actividad en base a los estándares de la Unión Europea como garantía de la más avanzada seguridad alimentaria, respeto de las normas de pesca responsable y sostenible, protección social y seguridad en el trabajo y respeto al medioambiente.
En contraposición, observamos con preocupación el desarrollo creciente del esquema de industrias atuneras de terceros países, poco preocupadas por la sostenibilidad y con estándares sociales, laborales y sanitarios muy inferiores, esquema que parece en vías de expansión y que está comandado por los principales competidores de la industria atunera española y comunitaria, los cuales tienen un acceso privilegiado a materia prima procedente fundamentalmente del principal caladero del mundo, el Océano Pacífico.
Sus productos son sumamente competitivos en precio en el mercado europeo, en el que ya
tienen un 35 % de cuota pese a la existencia del correspondiente arancel.
La creciente expansión de este último esquema, mayormente liderado por países Asiáticos, está
generando una alarmante pérdida de competitividad en la industria atunera española y comunitaria, frente a la producción de estos terceros países, ya que en la mayoría de los casos, la compra de materia prima más barata e inclusive de origen dudoso o directamente procedente de pesca IUU, la diferencia de costes salariales y de protección social de los trabajadores, y la rebaja de las condiciones higiénico-sanitarias en las que se elabora el producto, son aspectos que, sin duda, reducen los costes de producción y permiten vender las producciones de estos países, a un precio inferior al de los de los productos europeos en el propio mercado comunitario.
Por ello, así como, por ejemplo a los países SPG+ se les exige, para acceder a un sistema preferencial en la UE, que se adhieran y cumplan una serie de convenios internacionales que regulan todos estos aspectos, el resto de países exportadores a la UE deberían acreditar el cumplimiento de esos mismos estándares para poder acceder al mercado europeo, garantizando una competencia justa con la producción europea y con los socios preferenciales de la UE, cuestiones por cuyo cumplimiento debe velar la Comisión Europea.
La Comisión Europea debe salvaguardar el futuro de la industria atunera comunitaria y garantizar la viabilidad económica y social de la misma, lo cual pasa ineludiblemente por restablecer urgentemente la necesidad del cumplimiento de las reglas de origen en el ámbito del Acuerdo de Partenariado Económico con los Estados del Pacífico.