Existe un rechazo del consumidor hacia el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), según el estudio cualitativo realizado para Ecovidrio por la empresa de análisis de mercados Quor.
Ese rechazo está originado, por un lado, por la incomodidad y lejanía de las maquinas de retorno de envases, frente a la cercanía de los contenedores actuales. Y, por otro, por considerar caro y abusivo tener que pagar por adelantado 25 céntimos más por cada envase, ya que, si además se rompe, deteriora o pierde, no recuperarían su dinero, afectando directamente al precio final de la cesta de la compra.
También les ha causado incomprensión y confusión que el SDDR sólo se hiciera responsable de un determinado tipo de envases y no todos los envases como hasta ahora se lleva a cabo con los actuales contenedores.
La técnica del estudio seguido ha sido mediante dinámica de grupo (focus group) dirigido a ciudadanos (hombres y mujeres de 25 a 55 años) residentes en Barcelona, Madrid, Sevilla y Pamplona. Precisamente la selección de estas ciudades estuvo escogida, respectivamente, en función de un alto nivel de sensibilización, medio, menor y, por último, una ciudad en donde se hubiera instalado una máquina de devolución de envases. La distribución de los grupos se hizo atendiendo a perfiles de heavy, middel, y low profile en sensibilización sobre el reciclaje de vidrio.
La principal demanda expuesta por los ciudadanos en los focus group fue la necesidad de mayor número de puntos de recogida de envases. Actualmente los españoles cuentan con 171.000 iglúes distribuidos por toda la geografía española, lo que significa que disponen de un contenedor a una media de 300 metros de su hogar. Por tanto, descartarían un nuevo sistema que les proporcionara un número inferior de puntos de recogida ya que les obligaría a un mayor desplazamiento y lejanía.
éstas fueron algunas de las opiniones: “habrá menos puntos de depósito y muchos de ellos estarán lejos del hogar, lo que hará incómodo reciclar vidrio”; “Si los envases de vidrio se deben llevar a los comercios donde estén las máquinas de retorno de envases muchos ciudadanos tendremos que utilizar el vehículo para reciclar”; “una mayor lejanía del punto de recogida apartaría a personas mayores y niños de la cadena de reciclaje”.
El asunto que más incomodidad e impacto les produjo fue la obligación de pagar por adelantado 25 céntimos más por cada envase. Un aspecto que les pareció “abusivo y coaccionante” ya que en caso de rotura, pérdida o desperfecto del propio envase, no le sería devuelto por lo que no recuperarían su dinero, afectando directamente al precio final de la cesta de la compra. Según Francia, “poner encima de la mesa el incremento por envase provocó un efecto inmediato en el consumidor por ser reacio a pagar más”.
Por último, los ciudadanos consultados también mostraron extrañeza e incomprensión ante la posibilidad de que un sistema concreto, que aplica el modelo SDDR, se centrara únicamente en determinados envases de vidrio (aguas, refrescos y cervezas) y no en todos los envases de vidrio como actualmente gestiona el modelo SIG.