Un nuevo estudio de la FAO asegura que el cambio climático tendrá graves consecuencias en la disponibilidad de agua para producir alimentos y en la productividad de los cultivos durante las próximas décadas.
«Tanto los medios de vida de las comunidades rurales como la seguridad alimentaria de las poblaciones urbanas se encuentran amenazados», advirtió Alexander Mueller, Director General adjunto de la FAO para Recursos naturales. «Pero los pobres rurales, que son los más vulnerables, podrían verse afectados de forma desproporcionada», añadió.
El incremento de las temperaturas alargará la temporada de crecimiento de los cultivos en las zonas templadas del norte, pero reducirá la duración en casi todos los demás lugares. Unido a una mayor tasa de evapotranspiración, ello provocará un descenso del potencial de rendimiento de los cultivos y de la productividad del agua.
Zonas que dependen del deshielo y de los glaciares de montaña se verán afectados por el cambio climático, al igual que las áreas densamente pobladas de los deltas fluviales están amenazadas al combinarse un menor flujo de agua, aumento de la salinidad y la subida del nivel del mar.
A pesar de que no es posible hacer con certitud estimaciones sobre la alimentación de los acuíferos bajo los efectos del cambio climático, es previsible que el incremento de la frecuencia de sequías promueva un mayor aprovechamiento del agua subterránea para amortiguar el riesgo para la producción de los agricultores.
Y la pérdida de glaciares -que sostienen cerca del 40% del riego a nivel mundial- afectará finalmente a la cantidad de agua de superficie disponible para el riego en las principales cuencas productoras.