Desde 2006, la Comisión Europea ha otorgado el reconocimiento a 23 nuevas Denominaciones de Origen de aceites de oliva, de las que 13 son españolas.
Los países miembros de la Unión Europea que producen aceites de oliva (España, Italia, Grecia, Portugal, Francia, y Eslovenia) han apostado decididamente por el fomento de las Denominaciones de Origen para la comercialización de sus aceites de oliva.
Una fórmula que permite destacar la vinculación del producto con el territorio y, de paso, poner en valor el buen hacer de agricultores y almazaras. Por ello, en los últimos cinco años 23 zonas productoras han conseguido este reconocimiento, de las cuales 13 son españolas. En total, los países europeos cuentan con 121 Denominaciones de Origen de aceites de oliva.
En este sentido, la Interprofesional del Aceite de Oliva Español entiende que ese magnífico dato da una idea precisa de la apuesta que el sector ha realizado por la calidad de nuestros aceites. Además de las 23 Denominaciones españolas inscritas por Bruselas, otras 6 se encuentran en trámites de solicitud del registro comunitario. Andalucía es la Comunidad Autónoma con más Denominaciones de Origen (12), seguida de Cataluña (5), Castilla-La Mancha (4), Extremadura (2), Aragón (2), la Comunidad Valenciana (1), La Rioja (1), Baleares (1) y Navarra (1).
Esta diversidad oleícola en España -máximo productor mundial de aceites de oliva-, dota a la gastronomía de un tremendo potencial; cada Denominación de Origen va ligada a variedades autóctonas de aceituna que expresan en sus aceites las peculiaridades de sus climas, suelos y prácticas agronómicas de cada zona geográfica de producción.
En España existen más de 200 variedades de olivo de los que se obtienen una amplísima gama de aceites de oliva -en función de la aceituna que predomine en cada territorio-, como los aceites de oliva vírgenes de las variedades arbequina, cornicabra, empeltre, hojiblanca, picual o manzanilla, entre otros. Los Consejos Regladores han hecho un gran esfuerzo para potenciar todas las cualidades de los aceites autóctonos, desde aquel lejano 1977 en que la primera, Les Garrigues, obtuvo el reconocimiento como Denominación de Origen.
Los Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen son los encargados de hacer cumplir las normativas y garantizar al consumidor un nivel óptimo y unas características específicas reconocibles para cada uno de los aceites de oliva comercializados, y que se adecúen a los requisitos establecidos por la Comisión Europea.