La llave para la seguridad alimentaria a largo plazo reside en impulsar las inversiones en la agricultura, en particular en los países de bajos ingresos y déficit de alimentos, aseguró el director general de la FAO, Jacques Diouf.
El rápido aumento del hambre y la desnutrición desde la crisis alimentaria de 2008 revela lo poco adecuado que es el actual sistema alimentario mundial y la necesidad urgente de cambios estructurales, según señaló Diouf al intervenir en el Foro Ministerial sobre Inversión Agrícola del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) en Abu Dhabi, en presencia de representantes de Bahrain, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y el país anfitrión: los Emiratos árabes Unidos (EAU).
“La crisis de los precios alimentarios y la crisis económica han tenido un grave impacto en millones de personas en todas partes del mundo”, según Diouf. En los últimos meses los precios internacionales de la mayor parte de los productos básicos agrícolas se han incrementado, mucho de ellos en forma brusca. La factura mundial por la importación de alimentos puede pasar la barrera del billón de dólares EE.UU. en 2010, un nivel que no se había visto desde los precios récord alcanzados en 2008. “Esta tendencia puede tener graves implicaciones para países como los del Golfo, que dependen de las importaciones comerciales para cubrir una parte importante de sus necesidades de consumo”, advirtió Diouf.
En la región de Oriente Próximo y el Norte de áfrica, el número de personas desnutridas y hambrientas se calcula actualmente en 37 millones, cerca del 10% del total de la población.
Los cambios estructurales pueden mejorar la seguridad alimentaria, según Diouf. A corto plazo, significa que haya redes de seguridad y programas de protección social, así como información fiable y oportuna sobre los mercados de productos básicos alimentarios. Los pequeños campesinos deben tener garantizado el acceso a los medios indispensables de producción y las tecnologías, entre ellas semillas de alta calidad, fertilizantes y aperos y equipos agrícolas.
A medio y largo plazo, sin embargo, la respuesta es la inversión en agricultura. Los países con déficit alimentario deben contar con soluciones técnicas y financieras así como las herramientas políticas para mejorar su sector agrícola en términos de productividad y capacidad de resistencia frente a las crisis.