A la general reticencia del sector a la incorporación de nuevas tecnologías, en el comercio rural hay que añadir la falta de infraestructuras propias de un entorno rural y la despoblación de los municipios.
Los comercios de entornos rurales son en su mayoría autónomos (53,2%9 y microempresas (35,5%), muy parecido al tejido comercial a nivel nacional. No obstante, están menos tecnificadas que los comercios urbanos ya que el 30% de las empresas ubicadas en un entorno rural no dispone de ningún equipamiento tecnológico, frente al 21% de los comercios urbanos.
Aún así, el 58% de los comercios rurales cuentan con ordenador, el 23,9% con terminales en el punto de venta, el 18,1% con servidor, el 24,5% con lector de código de barras y un 12,8% sistema de video vigilancia.
Las diferencias más significativas se aprecian a la hora de disponer de sistemas para copias de seguridad (22,3% para el sector rural frente al 40,6% del urbano) y TPV fijo (23,9% frente a 42,4%).
En el entorno rural, la mayor barrera con la que se encuentran a la hora de disponer de equipamiento informático es también el desconocimiento de los beneficios que su uso puede proporcionar a su comercio (41,5%).
En segundo lugar, las empresas del entorno rural señalan la adaptación y uso de las TIC como una de las mayores dificultades (30,2%).
Los costes elevados (22,6%) y la falta de subvenciones (15,1%) completan la lista de obstáculos para adoptar las TIC en el comercio rural.
En lo que se refiere a Internet, aun cuando el entorno rural siempre está por debajo del urbano, la diferencia cuando se trata de empresas con equipamiento informático es de tan sólo dos puntos porcentuales, mientras que en el caso de todo el sector esta diferencia crece hasta los nueve puntos.
A la hora de disponer de página web, las diferencias entre ambos entornos son más apreciables para todo el sector, alcanzando los siete puntos porcentuales.