Ebro obtuvo un beneficio neto en gestión continua de 55,4 millones de euros durante el primer semestre de 2010, lo que representa un 30,5% más que en el mismo período de 2009.
El importe neto de la cifra de negocio se situó en 848,8 millones de euros, un 6% inferior al del primer semestre del ejercicio anterior, a consecuencia de la bajada del precio de las materias primas que se ha trasladado a unos precios de venta menores.
La inversión en publicidad, acorde con la estrategia de construcción de valor en torno a las marcas, se incrementó un 9% respecto al mismo período del ejercicio anterior, hasta alcanzar los 45 millones de euros.
Los parámetros operativos también experimentaron un importante crecimiento. El EBITDA o resultado bruto de explotación creció un 15,6%, hasta alcanzar los 131,8 millones de euros. El EBIT o resultado neto de explotación se situó en 104 millones de euros, un 19% más que el registrado en los seis primeros meses de 2009.
La constante apuesta por la innovación, traducida en un importante éxito en el lanzamiento de nuevos productos, las sinergias entre los negocios de arroz y pasta, la optimización de recursos y costes, un escenario estable de materias primas y la equilibrada diversificación geográfica alcanzada por la compañía, hacen que la sociedad continúe mostrando la senda alcista iniciada hace once trimestres, con un crecimiento acumulado superior al 50% en EBITDA desde el primer semestre de 2007. En este sentido, tras la desinversión del negocio lácteo, un 51% del EBITDA de Ebro se genera en Norteamérica, un 48% en Europa, del que un 7% corresponde a España y un 1% en el resto del mundo. Por áreas de negocio, un 41% proviene del negocio arrocero y el 59% restante de la división de pasta.
Por otro lado, el endeudamiento final de la compañía, sin haberse registrado aún el cobro de la venta del negocio lácteo, se situó en 537 millones de euros, un 7,6% menos que en los seis primeros meses de 2009. El óptimo balance que presentará Ebro tras la finalización del proceso de venta de esta división, con un nivel de endeudamiento cercano a cero, sitúa a la compañía en una posición de privilegio para emprender próximamente una nueva etapa de crecimiento inorgánico.