Más del 54 % de las poblaciones de peces del Mediterráneo que han sido analizados por científicos, sufre de sobrepesca. Para poner remedio a esta situación, la UE adoptó, ya en 2006, el «Reglamento del Mediterráneo», cuyo objeto es mejorar la gestión de la pesca para conseguir unas pesquerías sostenibles, proteger el frágil medio marino y restablecer unos niveles sanos de población de los peces.
Se aplica a los Estados miembros de la UE ribereños del Mediterráneo. Para dejar tiempo a los Estados miembros a fin de prepararse para aplicar este Reglamento, se acordó un largo período de transición de tres años en el caso de varias de sus disposiciones. Desde el 1 de junio, el Reglamento está plenamente en vigor y deben aplicarlo los Estados miembros interesados.
Sin embargo, estos siguen en gran parte sin tomar las medidas necesarias para dar pleno cumplimiento al Reglamento y la Comisión lamenta esta situación. Insta asimismo a los Estados miembros a actuar con urgencia aplicando medidas basadas en los conocimientos científicos y tendentes a garantizar un alto grado de sostenibilidad.
Maria Damanaki, comisaria de Asuntos Marítimos y Pesca, insiste en que las disposiciones adoptadas mediante el Reglamento del Mediterráneo en diciembre de 2006 deben aplicarse plenamente en este momento. Según ha declarado, «estaré muy atenta a la plena aplicación del Reglamento del Mediterráneo. Ha terminado el período de transición. Insto a los Estados miembros a actuar ya.».
Ha añadido que «los Estados miembros han tenido más de tres años para prepararse y cumplir las normas, unas normas que los Estados miembros aprobaron por unanimidad en 2006 mediante un compromiso que modificó la propuesta de la Comisión, más ambiciosa. Resulta difícil de aceptar que los Estados miembros no quieran o no puedan aplicar hoy ni siquiera el compromiso de 2006. Estoy realmente decepcionada».
Además, la comisaria Damanaki ha dicho: «La situación de varias poblaciones de peces en el Mediterráneo es alarmante y los pescadores capturan menos cada año. Si las medidas se consideraban necesarias en 2006, urgen con más razón ahora. Tenemos que invertir la tendencia preocupante de unas prácticas pesqueras insostenibles y del empobrecimiento de los recursos marinos, y hay que hacerlo ya. Pero para que así sea, todo el mundo debe asumir sus responsabilidades y respetar las normas acordadas».
El Reglamento del Mediterráneo avanza hacia la integración de la dimensión ambiental en la política pesquera y la creación de una red de zonas protegidas donde las actividades pesqueras estén restringidas para preservar las zonas de reproducción, los fondos de desove y el ecosistema marino. También establece normas técnicas sobre los métodos de pesca permitidos y la distancia de la costa y establece disposiciones sobre especies y hábitats protegidos.