«Food Wars: Las marcas contraatacan» fue el sugerente título con el que se tituló el XIV Encuentro de Empresarios del Sector Alimentación y Bebidas, celebrado la pasada semana en el campus del IESE en Barcelona.
Todo apunta a que, tras el ‘contraataque’ de las marcas, el sector podría enterrar el hacha de guerra. Fabricantes y distribuidores parecen dispuestos a pasar de la confrontación a la colaboración.
De hecho, el consumo de los hogares, a pesar de la crisis, se mantiene estable. Sí baja significativamente el que se realiza fuera del hogar, en el canal Horeca, por una caída del tráfico en hoteles, bares y restaurantes. Un efecto claro de la crisis ha sido, precisamente, el trasvase de uno a otro canal. O, dicho de otro modo: la cerveza que antes se tomaba en el bar, ahora se toma en casa. Otro efecto es el que ya conocemos todos: el auge de la marca blanca y de la marca del distribuidor, que ya supone cerca del 40 por ciento de la cesta de consumo.
Las perspectivas para los próximos meses nos hablan de unas tasas de crecimiento del consumo todavía anémicas, y las medidas de austeridad impulsadas por el gobierno van a provocar que pensionistas y funcionarios se añadan a las filas de los que se deberán apretar, todavía más, el cinturón. Listas que capitalizan los más de cuatro millones seiscientos mil desempleados registrados en España.
Una receta para salir de la crisis que apuntaron varios de los ponentes: trabajar más y mejor. Hacer lo que sabemos hacer bien, todavía mejor y, si es posible, más barato. Otra, ya citada: poner fin a la guerra de precios para levantar márgenes y categorías y no destruir más valor. Más: apostar por las marcas y por un equilibrio entre fabricantes y distribuidores que permita aprovechar todas las sinergias que ofrece la cooperación entre unos y otros. Es difícil, pero no imposible. Sin marca no hay innovación de calidad ni internacionalización, otras dos propuestas clave para combatir un ciclo adverso. Y, finalmente, la más importante y que subyace a todas las anteriores: colocar al consumidor en el centro de la propuesta de valor, atendiendo a sus deseos y necesidades: pide más producto de origen local, más y mejor oferta en fresco, salud, variedad y comodidad.