La Comisión Europea ha decidido presentar una propuesta, antes del verano, que deje a los Estados miembros más libertad para decidir si cultivan o no organismos genéticamente modificados (OMG). No obstante, ya ha decidido autorizar el cultivo de la patata genéticamente modificada Amflora para fines industriales y para la utilización en los piensos de productos derivados del almidón de Amflora.
La Comisión Europea también ha adoptado otras tres decisiones sobre la comercialización para su uso en alimentación humana y animal, pero no para el cultivo, de tres productos que contienen maíz modificado genéticamente.
De este modo, los cinco OMG autorizados se examinaron con la máxima atención, teniendo plenamente en cuenta las preocupaciones expresadas sobre la presencia de un gen marcador de resistencia a los antibióticos. La decisión de la autorización del cultivo de Amflora, que se basa en un acervo considerable de rigurosos conocimientos científicos, marca el final de un procedimiento iniciado en Suecia en enero de 2003.
John Dalli, comisario de Sanidad y Política de los Consumidores, asegura que “la Comisión Europea ha actuado de manera responsable al adoptar estas decisiones, basadas en diversos análisis de seguridad realizados a lo largo de los últimos años por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA). Hoy hemos iniciado, en paralelo, una reflexión sobre la manera de combinar un sistema de autorización europeo con la libertad de decisión de los Estados miembros en lo que respecta al cultivo de OMG”.
Los agricultores lo lamentan
La Unión de agricultores y ganaderos lamenta que la Comisión Europea haya aprobado el cultivo de la patata transgénica “producida por la Alemana BASF” ya que es una patata genéticamente modificada que produce almidón compuesto sólo por amilopectina, frente a las patatas convencionales también incluyen amilosa.
Esta patata también contiene genes de resistencia a antibióticos, concretamente al antibiótico kanamicina de uso común entre los seres humanos. Según la legislación europea, este tipo de genes tendría que haber sido eliminado antes de diciembre de 2004, ya que al ser ingerido podría provocar resistencias a medicamentos y reducir su eficacia en la salud humana.
“Esta patata modificada genéticamente, es producida por el grupo alemán BASF, el mayor grupo químico del mundo que ha anunciado que comenzará el cultivo industrial previsiblemente en el mes de abril de este año. El proceso de tramitación ha durado más de 8 años, con el fuerte rechazo de países como Francia, Austria y Luxemburgo entre otros y debido a la oposición del parlamento europeo y la sociedad civil hacia este tipo de cultivos modificados genéticamente, que no garantizan la salud del consumidor ni respetan el principio de precaución”, aseguran desde la Unión.
La Unión denuncia esta decisión de la Comisión europea junto con la complicidad del gobierno español, ya que mientras las multinacionales como Bayer , Syngenta, Monsanto y Pioneer controlan los mercados de semillas, la alimentación humana y animal, al agricultor cada vez le resulta más difícil preservar las variedades de semillas locales y al consumidor decidir sobre su alimentación.