La industria papelera ha cerrado el ejercicio de 2018 con una facturación de 4.779 millones de euros, es decir, un incremento del 8,6%. La producción total de papel se cifra en 6,2 millones de toneladas, lo que supone un descenso del 1%; pero mientras los papeles para envases, higiénicos y especiales crecen en porcentajes que van del 7% al 2%, los papeles gráficos descienden el 16%.
La producción de celulosa en 2018 crece un 0,8%, hasta 1,7 millones de toneladas. Con 70 fábricas de papel y 10 de celulosa, el sector cerró el año pasado con una plantilla de 16.595 empleados directos (un 1,9% más), con un 89% de contratos indefinidos, según datos del Informe Estadístico Anual del Sector Papelero que presenta Aspapel.
“El fuerte ritmo inversor de los últimos años es la prueba de nuestra apuesta por el futuro del sector como paradigma que somos de bioeconomía circular”, explicó Jordi Mercader, presidente de Aspapel, que presentó el Informe junto con la vicepresidenta Elisabet Alier y el director general Carlos Reinoso.
El consumo de papel crece en 2018 el 1,9%. Se encadenan así cinco años de crecimiento del consumo que se sitúa en 6,9 millones de toneladas, pero lejos aún del récord histórico de 7,9 millones de toneladas conseguido en 2006.
El comportamiento de los diferentes tipos de papeles es un año más muy asimétrico. Mientras los distintos tipos de papeles para embalajes siguen marcando récords históricos muy por encima de los niveles precrisis, los papeles gráficos (prensa e impresión y escritura) ven caer su consumo un 7,9% con respecto al año anterior, acumulando un descenso de más de 800.000 toneladas desde 2006.
Los papeles para embalajes crecen todos muy por encima del PIB, debido a que los embalajes de papel y cartón por su carácter renovable, reciclable y biodegradable están sustituyendo cada vez en mayor medida a otros materiales procedentes de recursos fósiles no renovables y debido también al auge del comercio electrónico.
Así, el consumo de papeles para cartón ondulado crece el 4,3% y se acerca a los 3,3 millones de toneladas. El cartón estucado incrementa su consumo el 7,4% superando las 770.000 toneladas. Y el mayor crecimiento (11,6%) lo registran otros papeles para envases y embalajes (bolsas, sacos, tubos o celulosa moldeada) que se sitúan en 499.000 toneladas consumidas, según datos de Aspapel.
España es el quinto consumidor de papel de la UE en volumen, tras Alemania, Italia, Francia y Reino Unido. En cuanto al consumo per cápita, se situó en 147,5 kilogramos, frente a los 146 kilogramos del año anterior.
En 2018, los papeles para embalajes representan el 65% del consumo total de papel en España, seguidos de los papeles gráficos (18%), los higiénicos y sanitarios (10%) y los papeles especiales (7%).
Primer trimestre 2019
En el primer trimestre de 2019, se ven importantes incrementos de la producción de papel y celulosa, que crecen un 7,7% y un 6,2%, respectivamente, según datos de Aspapel. Por tipos de papel la pauta de los últimos años se mantiene, con caída de los papeles gráficos, si bien mucho menor que en el pasado ejercicio, y con incrementos en el resto de papeles muy por encima de crecimiento de 2018.
Estos incrementos no se corresponden con el comportamiento del consumo en ese primer trimestre, que ha sido un tanto errático y subió solo un 1,1% en su conjunto.
Los cuatro últimos años el sector papelero ha invertido 1.366 millones de euros en incrementos de capacidad y en innovación y renovación tecnológica, inversiones dirigidas fundamentalmente hacia productos con demanda creciente como los papeles para embalajes y papeles de mayor valor añadido como los papeles especiales.
En 2018, las inversiones, con un incremento del 21% sobre el año anterior, ascienden a 471 millones de euros, un 9,9% de la facturación. Este gran esfuerzo inversor de la industria papelera española, se desarrolla paralelamente al proceso de sustitución de materiales que está protagonizando el papel por su carácter renovable, reciclable y biodegradable, que lo posiciona como uno de los materiales del futuro.