Las prácticas comerciales desleales no son generalizadas en la industria cárnica y solo el 27,5% de las empresas las han sufrido, aunque si se desagrega por tamaño, el 44,4% de las empresas medianas (de 51 a 250 trabajadores) ha tenido alguna incidencia de malas prácticas, según los resultados del segundo Barómetro Anice-Cajamar.
Este estudio ha analizado a las empresas de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne en España con relación a las malas prácticas comerciales puestas en marcha por el eslabón siguiente de la cadena y así evaluar lo generalizado de las mismas y las tipologías y ha recogido que las más habituales son los retrasos en los pagos, la modificación unilateral de las condiciones pactadas y la aparición de cargos inesperados y no estipulados.
En cuanto a las posibles medidas para impedir o minimizar estas prácticas, la mayoría de los encuestados hacen hincapié en el papel de la Administración, con el establecimiento de normativas sancionadoras más estrictas (58,9%) o una mejor regulación legal (56,5%).
En un segundo nivel se encuentra la posibilidad de hacer publicidad de los infractores, que recoge el beneplácito del 46,8%. En torno a un tercio de las empresas (33,9%) considera que la existencia de códigos de buenas prácticas puede contribuir a la mejora de la situación.
Anice recuerda que se adhirió al Código de Buenas Prácticas Mercantiles, contemplado en la Ley 12/2013, de medidas para mejorar el funcionamiento de la Cadena Alimentaria, “ya que es un compromiso de autorregulación que asumen las entidades adheridas y que recoge una serie de principios en las relaciones comerciales: equilibrio, reciprocidad, buena fe, libertad de pactos, equilibrio en riesgos y responsabilidades y transparencia”.