La llegada del brexit podría provocar un desmoronamiento de muchas cadenas de valor en el sector de la alimentación y bebidas debido a la dependencia que tiene Reino Unido en sus importaciones y exportaciones con Europa, según se desprende del informe “Vademecum on Food and Beverage Markets”.
En concreto, el estudio, dirigido por el profesor del IESE Adrián Caldart y la investigadora Júlia Gifra en colaboración con Deloitte, señala que “la previsible incorporación de aranceles y controles aduaneros junto a la implementación de nueva normativa podría suponer un importante aumento de costes para los británicos, problemas de abastecimiento y también mayores dificultades logísticas que podrían repercutir en el precio de productos de alimentación y bebidas; y afectar tanto a los fabricantes, a la distribución, como al canal Horeca”.
La incertidumbre del Brexit se añade al poco crecimiento de la población y del PIB, lo cual le penaliza en cierto modo y más se verá perjudicado si se restablecen los aranceles con los países de la UE, ya que el 58% de sus exportaciones y el 61% de sus importaciones de alimentos y bebidas tienen su destino u origen en Europa, explica el informe.
Los primeros puestos del índice de Atractividad presentado en el Vademecum on Food and Beverage Markets los ocupan Estados Unidos, China y Alemania, que se mantienen en el podio de los países más atractivos para la industria de alimentación y bebidas por tercer año consecutivo. Y, si se amplía el foco al top 10, cinco países repiten posición respecto al año anterior y ninguno sube o baja más de dos posiciones.
Aunque Estados Unidos lidera la clasificación, Europa en su conjunto se confirma un año más como la región más atractiva para la industria alimentaria, con cinco países en el top 10 y copando nueve de las veinte primeras posiciones. Las causas son, sobre todo, la solidez de su marco económico y legal y los altos niveles tanto de la renta media disponible como del gasto per cápita en alimentación.