Kellogg registró en 2018 un beneficio neto de 1.344 millones de dólares, lo que supone un incremento del 7% respecto al ejercicio anterior. En cuanto a las ventas, la compañía alcanzó los 13.547 millones de dólares, un 5,4% más que en 2017.
Por áreas geográficas, la facturación se mantuvo estable en Norteamérica, donde registró 8.688 millones de dólares, mientras que en Europa ha crecido un 4,5%, hasta los 2.395 millones de dólares.
En el caso de Latinoamérica, el fabricante agroalimentario ha obtenido unos ingresos de 947 millones de dólares, lo que supone un ligero incremento del 0,3% más, mientras que en Asia-Pacífico las ventas se han disparado un 60% hasta los 1.517 millones de dólares.
Respecto al cuarto trimestre de 2018, las ventas de la compañía se incrementaron un 4% hasta los 3.317 millones de dólares, si bien registró unas pérdidas de 84 millones de dólares.
Tal y como ha destacado Steve Cahillane, consejero delegado de Kellogg, “2018 ha sido un año importante para nosotros en el que hemos logrado crecer tras reducir de forma exitosa nuestra estructura de costes. Todavía nos queda mucho trabajo por hacer, pero hemos hecho buenos progresos reformando nuestra cartera, revitalizando nuestras marcas clave y desarrollando nuestras capacidades”.