Desde el año 2012, Lidl ha invertido más de 190 millones de euros en modernizar su módulo de panadería, evolucionando la presencia de su sección hacia un modelo obrador, pionero en hornear pan fresco continuamente a la vista del consumidor.
De igual modo, atendiendo a las necesidades del consumidor, Lidl ha sido el primer supermercado en introducir la máquina cortadora de pan y ha venido trabajando desde entonces en ampliar su surtido para cubrir las nuevas tendencias y necesidades locales, según informa la compañía.
Actualmente, cuenta con un surtido diversificado de más de 50 referencias entre panadería, bollería salada y dulce. Y además, en su afán por adaptarse a los gustos del consumidor español, ha desarrollado más de 20 referencias de pan regional, entre las que es posible encontrar variedades locales y regionales como la barra de picos en Madrid, el pan de coca en Barcelona, el de matalahúva en Canarias, o el pan de boniato en Valencia, entre otros.
El resultado de esta inversión es positivo. En el año 2018, el consumo de pan y bollería fresca de Lidl ha aumentado más de un 20% con respecto al año anterior. En concreto, Lidl vende ya más de 66 millones de kilogramos de pan al año y es la enseña con el ticket de compra más panadero. De hecho, ocho millones de hogares españoles eligen la cadena alemana para realizar la compra de pan y bollería fresca, un 7% más que en 2017.