El mercado español de elaborados cárnicos creció un 3% en 2009, situándose en unos 6.700 millones de euros. Los productos loncheados y envasados y las variedades saludables continuaron ganando cuota de participación. Por el contrario, las exportaciones de las empresas españolas experimentaron un descenso del 6%, tras una década de crecimiento, y se situaron en poco más de quinientos millones de euros.
La producción de elaborados cárnicos ha experimentado en los últimos años un moderado crecimiento al contabilizar una tasa de variación media anual del 2% en el período 2003-2009, y situarse por encima de 1,3 millones de toneladas en el último año, según la consultora DBK.
En términos de valor, el mercado se situó en 6.500 millones de euros en 2008, lo que supuso un crecimiento del 4,6% con respecto a 2007, año en que a su vez aumentó un 5%. De este total, el 49,8% correspondió al segmento de curados, el 35,7% al de cocidos y el 14,5% restante a otros productos. En este último segmento sobresale el crecimiento de los platos preparados. Asimismo, los productos loncheados y envasados continuaron ganando cuota de mercado, del mismo modo que los elaborados cárnicos con propiedades saludables.
La debilidad de los precios medios y el moderado crecimiento del consumo marcaron la actividad sectorial durante el ejercicio de 2009, para el cual se apunta un crecimiento del valor del mercado en torno al 3%, hasta alcanzar una cifra de alrededor de 6.700 millones de euros.
En cuanto al comercio exterior, las exportaciones de elaborados cárnicos disminuyeron alrededor de un 6% en 2009, rompiendo con la tendencia de crecimiento observada desde el año 2000.
La oferta de elaborados cárnicos saludables continuará aumentando en el mercado español, mediante el lanzamientos de nuevas variedades, manteniéndose como la familia de productos que registrará un comportamiento más dinámico a corto y medio plazo.
El incremento de la cuota de mercado de las marcas de la distribución seguirá viéndose potenciado por una coyuntura caracterizada por el deterioro de la capacidad de compra de los consumidores. Además, seguirá acentuándose la rivalidad entre las empresas de distribución, que tratan de ajustar sus precios y realizar ofertas y promociones.