El comercio seguirá creciendo, pero de forma más moderada de lo que se había previsto anteriormente, tal y como ha señalado la Organización Mundial del Comercio, que prevé un crecimiento del volumen del comercio de mercancías del 3,9% en 2018, que en 2019 bajará al 3,7%.
De este modo, el nuevo pronóstico para 2018 está por debajo de la estimación del 4,4% que la OMC dio a conocer el 12 de abril, pero se mantiene dentro del rango del 3,1% al 5,5% indicado en esa fecha. En concreto, el crecimiento del comercio en 2018 probablemente se sitúe entre el 3,4% y el 4,4%.
Algunos de los riesgos señalados en el comunicado de prensa de abril se han hecho realidad, en particular el aumento de las medidas comerciales reales o propuestas que afectan a varias exportaciones de economías importantes. Hasta la fecha los efectos económicos directos de esas medidas han sido limitados, pero la incertidumbre que generan podría ya estar teniendo consecuencias al provocar una reducción del gasto en inversión.
El endurecimiento de la política monetaria en las economías desarrolladas también ha contribuido a la volatilidad de los tipos de cambio y podría seguir teniendo ese efecto en los próximos meses.
A este respecto, el director general de la OMC, Roberto Azevêdo, ha afirmado que "si bien el crecimiento del comercio sigue siendo sólido, esta rebaja de las perspectivas refleja el aumento de las tensiones que se están produciendo entre socios comerciales importantes. Ahora más que nunca, es vital que los gobiernos diriman sus diferencias y muestren moderación. La OMC seguirá apoyando esos esfuerzos y velará por que el comercio siga impulsando la mejora de las condiciones de vida, el crecimiento y la creación de empleo en todo el mundo".
La actualización del pronóstico comercial se basa en la previsión de que el PIB real mundial crecerá a tipos de cambio de mercado del 3,1% en 2018 y del 2,9% en 2019. Esto supone un cociente entre el crecimiento del comercio y el crecimiento del PIB de 1,3 para ambos años.
Las medidas de política comercial no son, ni mucho menos, el único riesgo que contemplan las previsiones. Las economías en desarrollo y emergentes podrían verse afectadas por la salida de capitales y el contagio financiero si los países desarrollados elevan los tipos de interés, lo que tendría consecuencias negativas para el comercio. Las tensiones geopolíticas podrían poner en riesgo el suministro de recursos y perturbar las redes de producción en algunas regiones.
Por último, sigue habiendo factores estructurales, como la reorientación de la economía china de la inversión al consumo, que pueden afectar a la demanda de importaciones, debido al alto contenido de importaciones de la inversión. En general, los riesgos contemplados son considerables y pueden empeorar notablemente las previsiones.