Si bien hace un cuarto de siglo se buscaba que la alimentación fuese equilibrada, variada y moderada, en el año 2043 a estos objetivos se le sumarán una alimentación social, compartida y sostenible, según ha destacado Gregorio Varela, presidente de la Fundación Española de Nutrición.
En un acto celebrado con motivo del 25 aniversario de Fnac, Valera ha sido el encargado de descubrir las claves que guiarán la alimentación dentro de 25 años. Así, ha destacado que “a lo largo de nuestra vida realizamos más de 90.000 comidas (haciendo solo tres comidas al día). Si bien pueden parecer muchas, se prevé que en un futuro esta cantidad se incremente notoriamente, alcanzando las 110.000-120.000 comidas. Por esta razón es importante saber lo que comemos. Es cierto que conocemos los componentes nutricionales de nuestra alimentación, pero no cómo estos actúan en nuestro cuerpo pues dependen de variables como la forma de cocinarlos. Es un campo aún por descubrir”.
Es difícil predecir cómo y qué comeremos dentro de un cuarto de siglo. Sin embargo, el experto en nutrición ha querido destacar estas tendencias, que “están más cerca de lo que creemos”. En concreto, señaló que se va a producir un cambio cualitativo en la nutrición ya que “pasaremos de recomendaciones genéricas a recomendaciones personalizadas; una suerte de nutrición de predicción en la que se adaptará la alimentación en función de nuestro perfil genético, como si se tratase de tallas de ropa”.
Asimismo, cobrará un mayor protagonismo la “transparencia en qué comemos, puesto que será fundamental para el consumidor conocer la trazabilidad de los productos y alimentos que ingerimos. Si se ha producido de manera sostenible, el buen trato a los trabajadores, si ha existido maltrato animal durante el proceso de producción… y por su puesto un etiquetado transparente. Habrá una etiqueta trasera con toda la información y otra etiqueta delantera más sencilla de entender. De forma similar, el concepto de seguridad en los alimentos se orientará a una alimentación sin aditivos y a una producción de cercanía”.
Por último, el presidente de la Fundación Española de Nutrición y Catedrático de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo-CEU, añadió la defensa por lo local, “no perder nuestra dieta mediterránea. Mantener nuestra cultura alimenticia porque a día de hoy estamos perdiendo nuestra biodiversidad”.
Otra de las claves que Gregorio Varela ha avanzado durante el evento de Fnac Home es la aplicación de la tecnología en la rutina alimentaria diaria. Destaca que uno de los problemas actuales es que la cocina en el hogar está bastante desfasada respecto a las cocinas de los chefs profesionales y la restauración.
Así, explicó que “la cocina (como espacio físico) del futuro será un espacio de salud y bienestar, un lugar de reunión. Para ello, nuestros electrodomésticos adquirirán una nueva dimensión: frigoríficos inteligentes que nos proporcionen información acerca de la fecha de caducidad de los productos, nos avisen de si necesitamos más producto de origen vegetal, nos informen de los valores nutricionales que necesitamos según el momento del día, o incluso que lleguen a reponer los alimentos”.
“De la misma manera, las encimeras se convertirán en pantallas táctiles que nos proporcionarán información nutricional, recetas, etc. y hornos que además de cocinar, puedan envasar al vacío como vemos en eventos y aún no tenemos en casa. Deberán ser espacios con mucha más luz y más eficaces energéticamente, donde la conectividad sea la clave. Vamos en pos de una profesionalización de la cocina. Más sostenible y eficiente, con placas solares”, añadió.
Una alimentación, social, compartida y sostenible
Por otro lado, Varela ha destacado que “debemos buscar una alimentación social, compartida y sostenible”, y ha advertido que hoy en día, nuestra alimentación es mucho menos equilibrada que en la época de nuestros padres y abuelos. Además, dista mucho de poder considerarse moderada.
“Es preciso educar el sentido del gusto. Por norma, tan sólo comemos lo que nos gusta. El problema se deriva en que hoy los jóvenes no le dan al sabor la importancia que se merece. Comen "lo que pillan". Se han perdido habilidades culinarias y prima lo visual frente al sabor. Es decir, importa más poder subir una foto bonita a Instagram que la verdadera satisfacción y el placer del gusto”, explicó el experto.
Asimismo, “la alimentación debe ser social. Nuestra sociedad sigue un estilo de vida mediterráneo en el que compartir la comida va más allá; significa compartir cosas, alegría. Nutricionalmente es mucho más favorable comer en compañía, especialmente en las personas mayores. Lo mejor que podemos hacer es comer con nuestros abuelos”.
Por último, añadió Varela, “debemos encaminarnos hacia la alimentación sostenible. En los países nórdicos, la necesidad de producir alimentos sostenibles está más asumida. Sin embargo, estamos perdiendo biodiversidad (melón, legumbres, tomates…), por lo que deberemos luchar por recuperar esos alimentos típicos de nuestra cultura alimentaria y no sucumbir en consumir tan sólo productos exóticos que no pertenecen a nuestra dieta”.