La Federación Castellano Leonesa de Industrias Lácteas tiene el convencimiento de que, trabajando de forma conjunta cooperativas agrarias e industria láctea, se puede potenciar el sector productivo de caprino para obtener un beneficio común, que redunde en el interés general de Castilla y León.
De hecho, gracias al excelente trabajo que durante muchos años han desarrollado las cooperativas, ganaderos y Administración, los sistemas de control de calidad de Castilla y León están muy por encima de la media de otras comunidades autónomas, lo que ha redundado en un producto de muy alta calidad y con gran acogida en el mercado.
Sin embargo, el sector lácteo de caprino ocupa una posición nada destacada en el panorama nacional, con un volumen de 30 millones de litros al año y con tendencia a la baja.
Además, el sector en Castilla y León demanda, para el mantenimiento de su actividad productiva, al menos 150 millones de litros al año. Por tanto, internamente esta comunidad tiene un déficit de 120 millones de litros, lo que supone “una evidente oportunidad de negocio para los ganaderos de Castilla y León”, aseguran desde la Federación.
En cifras, actualmente existen unas 250 explotaciones de leche de cabra en la Comunidad, con una producción media de 120.000 litros al año. De mantener el mismo rendimiento, se necesitaría multiplicar por cinco el número de explotaciones, hasta llegar a las 1.250 aproximadamente, para cubrir los 150 millones de litros al año de leche de cabra que demanda la industria láctea. Estas 1.000 nuevas explotaciones contribuirían, sin duda, a generar riqueza en el medio rural de Castilla y León.
Desde la Federación, por tanto, se insta a “no dejar pasar la oportunidad de crear empleo en las zonas rurales. El sector agroalimentario, como motor económico de la comunidad, debe seguir abanderando la competitividad empresarial y la fijación de población en Castilla y León”.