El número de personas que se decanta por el pago con tarjeta continúa creciendo, especialmente entre los más jóvenes, los denominados millenials y en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Además, gracias a la ubicuidad de los TPVs y a la mayor aceptación de los comercios, los pagos con tarjeta son cada vez más frecuentes y de menor importe.
Estas son algunas de las conclusiones del análisis de BBVA Data & Analytics y de un informe de BBVA Research sobre los hábitos de la población española en el uso de efectivo, que se encuentran en retroceso y los pagos digitales, en claro aumento.
En concreto, el informe recoge que los menores de 35 años realizan un 80% de sus transacciones con tarjeta, mientras que solo el 20% corresponde a retiradas de efectivo en cajeros. Esta proporción es incluso más acusada en grandes ciudades, donde además se observa que el número medio de transacciones con tarjeta ha subido un 170% entre 2015 y 2018 para todas las franjas de edad.
Estos datos reflejan una tendencia generalizada “al reemplazo del efectivo por instrumentos de pago electrónico en los últimos años, señala el estudio. En concreto, los expertos en datos han observado un “crecimiento sostenido” de los pagos con tarjeta en España en los últimos cuatro años, en todas las franjas de edad y en todas las zonas geográficas.
La diferencia y el relevo generacional en la preferencia por los pagos digitales frente al efectivo queda claramente reflejada en el análisis de BBVA Research. Según sus datos, los menores de 35 años realizan un 44% menos de retiradas de efectivo que la media de la población española, mientras que los mayores de 60 años retiran un 33,2% más de dinero en cajeros que el resto.
La preferencia de los millenials por la tarjeta es más acusada en grandes poblaciones, donde un 83,7% son transacciones con tarjeta frente a un 16,3% de retiradas de efectivo. Además, la tendencia entre este grupo de edad es clara: en los últimos tres años el porcentaje de retiradas de efectivo ha bajado 7,2 puntos en grandes ciudades para este grupo de edad.
En este sentido, el informe de BBVA Research prevé que el uso del efectivo continúe reduciéndose en España debido a un doble efecto: el ya mencionado relevo generacional y la penetración de las tecnologías digitales. Ambos factores seguirán contribuyendo a un progresivo descenso del uso del efectivo frente a medios de pago alternativos, aunque no a una desaparición completa de este sistema de pago, al menos en el corto o medio plazo.
“A medida que las generaciones de mayor edad (que usan más efectivo) den paso a las nuevas generaciones, que prefieren los medios de pago electrónicos, nos acercaremos a una sociedad sin efectivo en el largo plazo”, apuntan los expertos.
Al observar la población española en general, el tamaño de la ciudad se convierte en un factor determinante en cuanto al uso de tarjeta: en las grandes ciudades es donde más ha incrementado el número de transacciones (un 170% de media por ciudad) frente a medianas (un 92%) y pequeñas (un 47%) entre enero de 2015 y enero de 2018.
En este incremento del número de transacciones en las ciudades más pobladas de España destacan Madrid (+103%) y Barcelona (+136%). Asimismo, en el conjunto del país, el 56% del gasto se realiza ya con medios digitales, según BBVA.
¿En qué se usa más el pago con tarjeta?
Según los datos analizados, las cinco categorías principales de gasto con tarjeta (sin contar las retiradas en cajero) son alimentación, moda, bares y restaurantes, transporte e hipermercados y centros comerciales, aunque hay diferencias según el tamaño de la población. En general, puede observarse que el valor de las retiradas de efectivo frente a compras con tarjeta es claramente menor en las ciudades grandes (31% del gasto total), que en las medianas (43,8%) y pequeñas (41,5%).
Además, las categorías de gasto en compras varían en función de los comercios habitualmente disponibles en los distintos tipos de ciudad. Por ejemplo, la moda es una de las más destacadas en las grandes urbes (9,6%), mientras que no aparece en las pequeñas, donde se dan sobre todo pagos en alimentación (incluyendo supermercados y pequeños comercios) y transporte (que incluye gasolineras).
En cuanto a los distintos tipos de tarjeta disponibles, el contactless ha experimentado un claro crecimiento en los últimos tres años, frente al uso del chip y el de la banda magnética, que han descendido.
De hecho, a finales de 2017 el contactless superó por primera vez al chip. Esta tecnología de pago sin contacto ha experimentado un crecimiento muy acusado: mientras en marzo del 2015 suponía en torno al 6% (5,7%) respecto al número total de pagos, tres años después roza el 50% (49,5%). Los pagos con chip han disminuido al mismo ritmo que aumenta el contactless, hasta situarse en la actualidad en el 33,1% de los pagos, frente al 79,2% de marzo de 2015. En BBVA, todas las tarjetas son contactless desde 2016.
Bastante más alejada se queda la banda magnética, que se utiliza cada vez menos (3,3%), frente a otros métodos más novedosos, entre otros, el pago con móvil, que aumentan hasta situarse en el 14%.
Por otro lado, el estudio recoge que pagar con tarjeta no solo es cada vez más frecuente, también es un gesto cada vez más cotidiano, ya que los datos apuntan a que se emplea, cada vez más a menudo y para importes cada vez más pequeños en las grandes ciudades. “Al aumentar su frecuencia, el valor medio de los pagos con tarjeta en las grandes ciudades ha bajado desde los 75,9 euros de media en mayo de 2015 a los 64,3 el mismo mes de 2018”, explican desde BBVA Data & Analytics.
Es decir, en tres años el pago medio con tarjeta en grandes ciudades ha descendido en más de 10 euros, lo que apunta a que la tarjeta ya no se usa excepcionalmente o para grandes compras. En cambio, este fenómeno no es tan relevante en ciudades medianas y pequeñas, donde el importe medio del pago con tarjeta tan solo se ha reducido en 4,6 y en 3 euros respectivamente.