En 2017 el sector agroalimentario ha crecido por tercer año consecutivo y lo ha hecho con más intensidad que el total de la economía, con una facturación que supera los 150.000 millones de euros y aumentando su valor añadido un 3,5%, hasta los 62.000 millones de euros.
Así lo revela el primer “Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo”, publicado por Cajamar y que ha presentado este miércoles el presidente de la entidad, Eduardo Baamonde, en la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, quien ha destacado que este estudio muestra que “el sector agroalimentario español es sin duda uno de los puntales que soportan nuestra economía, y su futuro dependerá de que, partiendo de lo ya conseguido, seamos capaces de profundizar en la transformación de nuestra producción primaria y, sobre todo, de ser más eficientes en el ámbito de la comercialización”.
En concreto, el economista y catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, Joaquín Maudos, quien ha desgranado los datos más destacados del informe, ha señalado que “refleja el dinamismo del sector agroalimentario español”, sector que aporta el 5,8% del valor añadido bruto (VAB) de la economía española, siendo muy superior a la de la UE-28 (3,6%). De hecho, España es la cuarta economía de la UE-28 que más valor aporta al sector agroalimentario europeo, un 11,4%, solo por detrás de Francia, Alemania e Italia. Lo que muestra del alto grado de especialización de la economía de este país en dicho sector.
Respecto al empleo, el informe recoge que el sector ha creado puestos de trabajo en parte gracias a la agricultura y pesca y en especial a la industria de la alimentación, bebidas y tabaco. Así, en 2017 el sector ocupaba a aproximadamente 1,2 millones de trabajadores trabajadores, lo que supone un porcentaje del total ligeramente inferior a la media de la UE-28 (6,3% frente al 6,6%). Sin embargo, el empleo del sector ha crecido un 3,7% en España, mientras que en la UE-28 continúa la destrucción de empleo y ha caído un 2,5%. Además dentro de la UE-28, es el sexto país con mayor empleo en el sector agroalimentario, contribuyendo con el 7,8% de los trabajadores del sector.
En cuanto a la productividad real por ocupado del sector en España, ésta asciende a 46.291 euros en 2017, un 17,7% menor que en el total de la economía, lastrada por la menor productividad del sector primario. En cambio, la industria de la alimentación, bebidas y tabaco presenta la productividad más alta con 59.090 euros, situándose un 27,6% por encima del sector agroalimentario y 5 % superior a la economía en su conjunto.
Desde principios de siglo, los niveles de productividad real por ocupado del sector agroalimentario español, así como de los subsectores que lo forman, se sitúan por encima de los de la UE-28. Y cabe destacar que en 2016 la productividad del sector agroalimentario en España es un 52,1% superior a la de la UE-28.
Característica de la cesta de la compra española
El “Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo” también refleja que los alimentos y bebidas tienen mayor importancia en la cesta de la compra española que en la europea, ya que representan el 19,6% frente al 17,5 % de la UE-28. En ambos casos, los alimentos suponen más del 80% de los alimentos y bebidas.
A finales de 2017 España era el séptimo país con la inflación más baja de la UE-28 en alimentos y bebidas no alcohólicas, con una tasa del 1,7%, lo que significa 0,9 puntos porcentuales por debajo de la media europea (2,6%). De hecho, los alimentos y bebidas no alcohólicas son un 5% más baratos en España que en la UE-28. Y se sitúa entre los 14 países de la UE-28 en los que adquirir los alimentos resulta más económico que en la media de la UE-28, concretamente un 4,3% más baratos. También es la cuarta economía con las bebidas no alcohólicas más asequibles (un 11,7% menor en precio) y la sexta en la que las bebidas alcohólicas cuestan menos (un 15,9% inferior a la media).
En cuanto a las exportaciones, el informe recoge que en 2017, las exportaciones agroalimentarias de España han alcanzado un récord de 49.065 millones de euros, con un crecimiento del 6,6%. Este aumento supera al de la UE-28 (5,9%) y a países como Alemania (5%) y los Países Bajos (5,8%), que son los líderes en la exportación del sector agroalimentario de la UE-28. Asimismo, la importancia de las exportaciones agroalimentarias en el total de bienes exportados en España alcanza el 17,3%, la más alta de los principales exportadores agroalimentarios de la Europa de los 28. De esta manera, España es la cuarta economía exportadora del sector agroalimentario de la UE-28 con una cuota de mercado del 9,3% de un total de 526.606 millones de euros exportados por el conjunto de Europa.
Además, el sector agroalimentario español destina el 73,2% de sus exportaciones a la UE-28. Más de la mitad son adquiridas por Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. Los dos principales mercados extracomunitarios son el norteamericano (3,9 %) y el asiático (4,2 %). Por su parte, en las importaciones agroalimentarias ocupa la sexta posición con el 7% de los 522.111 millones de euros importados por la Europa de los 28.
Cae la inversión en I+D
La inversión en I+D realizada por el sector agroalimentario español fue de 241 millones de euros en 2015 (último dato disponible), lo que supone el 3,5% del total de la economía. Llama especialmente la atención que, a diferencia de la UE-28 cuya inversión en I+D crece de manera acumulada un 36% entre los años 2006 y 2015, en España ha caído un 16,6%.
Además, el esfuerzo innovador (I+D/VAB) del sector agroalimentario en España registra en 2015 su valor más bajo de los últimos diez años, anotando el 0,4 %, un 30 % por debajo del realizado por la UE-28 (0,6 %). En el ranking europeo de esfuerzo innovador nuestro país se sitúa en la parte baja de la UE-28, con un valor cinco veces inferior al de los Países Bajos, país con el mayor esfuerzo inversor del sector agroalimentario (2,1 %) de la UE-28.
A este respecto, el presidente de Cajamar ha señalado que para seguir siendo competitivos, “nuestra oferta agroalimentaria debe abordar cuatro prioridades fundamentales: profesionalización de la gestión, ganar dimensión, apostar por la internacionalización y aumentar la inversión en I+D+i”.
En este sentido, ha reiterado la importancia de implementar la innovación y el conocimiento en el sector agroalimentario en los próximos años, lo que “se ha convertido en un punto crítico, pues solo así el sector podrá ofrecer valor añadido y atender a las demandas cada vez más exigentes de los consumidores”. Añadiendo que “además de trabajar en la cantidad y el precio, el sector debe fomentar la calidad, saber conjugar alimentación y salud, y ser sostenible. Y para ello hay que invertir con convicción en conocimiento”.