El menor crecimiento demográfico que se está produciendo prevé que lleve a una desaceleración de la demanda de alimentos, según un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En concreto, el documento OCDE-FAO Perspectivas agrícolas 2019-2027 recoge que la producción agrícola mundial crece de manera constante para la mayoría de los productos básicos, con niveles récord en 2017 para la mayoría de los cereales, carnes, productos lácteos y pescado, mientras que los niveles de existencias de cereales han alcanzado máximos históricos.
De este modo, el informe prevé un debilitamiento en el crecimiento de la demanda mundial de productos agrícolas y alimentos, mientras se esperan mejoras continuas de la productividad en el sector. Como resultado, se calcula que los precios de los principales productos agrícolas continúen bajos durante la próxima década.
El informe, presentado en París por el secretario general de la OCDE, Angel Gurría y el director general de la FAO, José Graziano da Silva, atribuye la desaceleración de la demanda a una ralentización del crecimiento de la demanda en las principales economías emergentes, al estancamiento del consumo per cápita de alimentos básicos y a un nuevo descenso en tasas de crecimiento demográfico a nivel mundial.
Asimismo, prevé que la producción mundial de productos agrícolas y pesqueros crezca alrededor del 20% en la próxima década, pero con diferencias considerables entre las regiones. Así, se espera un fuerte crecimiento en las regiones en desarrollo con un crecimiento demográfico más rápido, incluyendo áfrica subsahariana, Asia meridional y oriental, y Medio Oriente y áfrica del Norte. Por el contrario, se pronostica que el crecimiento de la producción sea mucho menor en los países desarrollados, en especial en Europa occidental.
Los expertos indican que el debilitamiento de la demanda mundial persistirá en la próxima década, socavado por el menor crecimiento demográfico, niveles estables de consumo per cápita de alimentos básicos y ralentización del incremento de la demanda de productos cárnicos, que a su vez frenará la demanda de cereales y harinas proteicas utilizadas como piensos.
Con un consumo y un crecimiento de la producción más lento, se prevé que el comercio agrícola y pesquero crezca aproximadamente a la mitad de la tasa de la década anterior. Se espera que aumenten las exportaciones netas de los países y regiones con grandes extensiones de tierras, en especial las Américas. Los países con un elevado crecimiento demográfico, en particular en Medio Oriente y áfrica del Norte, áfrica subsahariana y en Asia, verán por su parte un aumento en las importaciones netas.
"Mientras se prevé un incremento de las exportaciones totales de países y regiones con gran superficie terrestre, sobre todo en las Américas, muchos países más pobres con poblaciones en aumento y recursos de tierra limitados serán cada vez más dependientes de las importaciones de alimentos para nutrir a su población. Será esencial que tanto exportadores como importadores tengan acceso a un entorno abierto y predecible de políticas comerciales", ha señalado Gurría.
Por su parte, Graziano ha destacado que "la Revolución Verde del siglo pasado incrementó notablemente la capacidad del planeta para alimentarse a sí mismo, pero ahora necesitamos una revolución de la sostenibilidad. Esto incluye hacer frente a unos sistemas agrícolas con un uso intensivo de insumos y recursos, que imponen un alto costo para el medio ambiente. El suelo, los bosques, el agua, la calidad del aire y la biodiversidad continúan deteriorándose. Necesitamos adoptar sistemas alimentarios sostenibles que ofrezcan alimentos saludables y nutritivos, al tiempo que se preserva el medio ambiente y la biodiversidad".