Dentro de la Unión Europea, España es el primer país productor de miel, seguido de Rumanía, Hungría y Alemania. El valor de la producción de miel española es de unos 62 millones de euros, lo que representa aproximadamente el 0,44% de la Producción Final Ganadera y el 0,17% de la Producción Final Agraria.
Además, España es el país con un nivel más alto de profesionalización en el sector apícola. En concreto, el número de explotaciones en el periodo 2014-2016 ascendía a 23.473, lo que supone el 3,72% del censo total comunitario, de las cuales un 22,51% son profesionales, frente al 5,2% de media en el resto de la Unión.
Por Comunidades Autónomas, las mayores productoras de miel son Andalucía (21,4%), la Comunidad Valenciana (19,3%), Extremadura (15,4%) y Castilla y León (14%), según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Además de su importancia económica, este sector aporta unos valores añadidos medioambientales de gran importancia, como son el mantenimiento de los ecosistemas y la biodiversidad, a través de la polinización. También contribuyen a fijar población en el medio rural, al ser el medio de vida de muchas familias.
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