El índice de precios de los alimentos de la FAO se mantuvo prácticamente estable en abril, con un promedio de 173,5 puntos en el mes, una pequeña mejora respecto de marzo y un 2,7 por ciento más que en el mismo mes de 2017. En concreto, los precios de los cereales y los productos lácteos continuaron su tendencia ascendente reciente, mientras que los del azúcar continuaron su descenso.
Así, el índice de precios de cereales de la FAO aumentó un 1,7% en abril, su cuarto aumento mensual consecutivo, y ahora es un 15,4% superior a su valor del año anterior. Los precios del trigo fueron respaldados por los riesgos relacionados con el clima en los Estados Unidos, mientras que la producción reducida en la sequía en Argentina y las plantaciones más bajas en los Estados Unidos hicieron subir los precios internacionales del maíz. Los precios del arroz también subieron.
El índice de precios de los productos lácteos de la FAO aumentó un 3,4% con respecto a marzo, lo que refleja la sólida demanda de todos los productos lácteos y las aprensiones sobre las disponibilidades de exportación en Nueva Zelandia.
El índice de precios de aceite vegetal disminuyó un 1,4% desde marzo, mientras que el índice de precios de la carne cayó un 0,9%. Asimismo, el índice de precios del azúcar cayó un 4,8% en abril con respecto al mes anterior, continuando un declive que comenzó en diciembre pasado y promediando un 24 por ciento menos que en abril de 2017. Los precios más bajos reflejaron una saturación de oferta alentada por productos récord en Tailandia y el segundo mayor productor de azúcar, así como la depreciación del Real, la moneda de Brasil, el mayor productor mundial.
Comercialización
Por otro lado, la FAO también ha publicado sus primeros pronósticos para la temporada de comercialización 2018/19 y pronostica una disminución de la producción y las reservas mundiales de cereales, que han alcanzado máximos históricos o casi.
Así, las primeras perspectivas para los mercados mundiales de cereales en el próximo año son favorables, a pesar de una disminución pronosticada, de acuerdo con el nuevo Cereal Supply and Demand Brief de la FAO. En concreto, se espera que la producción mundial de cereales en 2018 disminuya a 2.607 millones de toneladas, alrededor de un 1,6% menos que la cosecha casi récord de 2017.
La disminución se debe principalmente a una contracción anticipada en la producción de maíz, especialmente en los Estados Unidos de América. La disminución de la producción de trigo se asocia principalmente con una disminución prevista en la Federación de Rusia después de un resultado excepcional el año anterior. Mientras tanto, la FAO pronostica tentativamente que la producción mundial de arroz aumentará en un 1,3%, estableciendo un nuevo récord, debido principalmente a la expansión de los cultivos en Asia.
En cuanto a la utilización de cereales, las nuevas previsiones de la FAO, tanto alimentos como piensos, también apuntan a un máximo histórico de 2 626 millones de toneladas.
Esto refleja un aumento proyectado del 1% en la utilización mundial de arroz, una expansión del 0,8% en la utilización mundial de trigo y un aumento del 0,4% en la utilización total de cereales secundarios, de los cuales se espera que el consumo de maíz aumente hasta en un 2,8%. El mayor incremento interanual en el uso de piensos de maíz está previsto en China y América del Sur.
Como resultado, la FAO espera que las existencias mundiales de cereales al final de las temporadas que terminan en 2019 disminuyan en un 2,7% y que la relación entre las existencias mundiales de cereales baje al 27,2%, por debajo del nivel máximo de 16 años del 28% de 2017/18 pero muy por encima del mínimo histórico del 20,4% registrado en 2007/08.
El primer pronóstico de la FAO sobre el comercio internacional de cereales en el próximo año está fijado en 406 millones de toneladas, lo que implica una merma del 0,6% en relación con el máximo histórico previsto para la presente campaña.