Empresas de los diferentes eslabones de la cadena de valor han puesto de manifiesto la necesidad de disponer de un marco común de trabajo que les permita llevar a cabo las mismas prácticas contra el desperdicio alimentario en todo el país. En ese sentido, han indicado que la diferencia de criterios que regulan, por ejemplo, las donaciones de productos en las diferentes comunidades autónomas dificultan su gestión en la prevención del desperdicio a nivel nacional.
Asimismo, han señalado que el consumidor tiene grandes dificultades para entender la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente, por lo que “convendría impulsar algún tipo de campaña institucional para evitar que este desconocimiento acabe provocando mayor desperdicio”.
Conscientes de la importancia de tomar medidas para reducir estas cifras y de la necesidad de buscar soluciones conjuntas, estas compañías han celebrado cinco mesas de trabajo en las que han definido una serie de acciones que desarrollarán de forma conjunta. Dichas mesas de trabajo han sido coordinadas por la Asociación de Empresas del Gran Consumo, Aecoc, en el marco de su proyecto “La Alimentación no tiene desperdicio”, que suscriben más de 400 compañías de todo el país y que cuenta con el apoyo del Mapama y gracias al cual el porcentaje de alimentos recuperados y donados a entidades benéficas se ha incrementado en un 13% desde el inicio del proyecto.
Además, las más de 400 empresas integradas en este proyecto han conseguido reducir notablemente el porcentaje de producto que, por determinadas razones, no llega a comercializarse, pasando de un 2,42% del total producido (en 2013) a un 1,71% en 2016.
Acciones concretas
Para aumentar estas cifras, durante estas reuniones se ha puesto de manifiesto la importancia de trabajar en tres grandes ámbitos: dotar a cada uno de los eslabones de sistemas de medición y de guías que ayuden a implementar buenas prácticas, impulsar planes de formación que ayuden a reducir ineficiencias generadoras de desperdicio y trabajar en un gran plan de comunicación conjunto que permita sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia de hacer un buen uso de los alimentos y también a toda la cadena agroalimentaria de la conveniencia de impulsar proyectos que ayuden al consumidor a reducir el desperdicio.
Estas tres grandes líneas de trabajo se concretan en 10 acciones que las empresas participantes en las mesas pondrán en marcha bajo la supervisión de Aecoc y del resto de organizaciones empresariales participantes en las mesas de trabajo (Aces, Anged, Asedas, Cec, Fehr , Fiab y Marcas de Restauración).
La de mayor envergadura es la celebración de “La Semana contra el desperdicio alimentario”, una iniciativa que nace a propuesta de la distribución, pero a la que se suman también todo el resto de eslabones de la cadena y las empresas de restauración y que tiene como objetivo “constituir la gran fiesta del aprovechamiento”, ofreciendo información y actividades para todos los públicos en los puntos de venta (folletos, actividades infantiles, recetas de aprovechamiento…).
También la hostelería, la industria, el sector primario y las asociaciones de consumidores aprovecharán la celebración de esta semana para llevar a cabo acciones de sensibilización y comunicación al consumidor y a la opinión pública en general.Por su parte, los fabricantes se centrarán en la difusión, entre las empresas del sector, de buenas prácticas para evitar el desperdicio de alimentos en los procesos productivos y en el análisis del papel que desempeña el envase a la hora de evitar el desperdicio de producto.