En el último lustro, el consumo de fruta fresca en los hogares ha ido bajando de forma alarmante, acumulando un descenso del 4,3%. Asimismo, según los datos más recientes del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medioambiente, en noviembre de 2017 se experimentó un retroceso del 3,3% en la demanda respecto al mismo mes del año anterior.
Además, 2016 acumuló a un descenso del 1,2% en relación a 2015. Así lo ha puesto de manifiesto Antonio García Rebollar, director de Política Comercial y Competitividad del Ministerio de Economía, durante la celebración ayer en el Mercado Central de Valencia del Día del Fruter, que destacó que éstos datos son sólo dos ejemplos de una línea descendente que preocupa, sobre todo porque el consumo de frutas frescas va ligado a la alimentación saludable y puede repercutir en el gasto público sanitario.
Por eso, García Rebollar ha insistido en la necesidad de dinamizar la comunicación no sólo en el ámbito escolar, también al resto de la sociedad, mediante iniciativas como la del día de ayer y con el compromiso de las instituciones para concienciar sobre la importancia de mantener unos hábitos alimenticios que incidan positivamente en la salud, además de acercar a los ciudadanos al comercio de proximidad.
En 2016 los hogares españoles consumieron un total de 44,3 millones de toneladas de frutas frescas, lo que supone una ingesta per cápita de 99,54 kilogramos por persona y año, siendo Castilla y León, País Vasco y Navarra las Comunidades Autónomas con mayor consumo.
Asimismo, según los datos más recientes, la encuesta Anual de Comercio del INE (2014), la venta de frutas frescas genera casi 160.000 empleos declarados entre los comercios al por mayor y al por menor, sin tener en cuenta grandes superficies como supermercados o hipermercados, que también disponen de una sección de frutería. Este gigante invisible, no obstante, atraviesa un momento complicado debido al descenso continuado del consumo en los hogares.
Sólo en los hogares españoles, en 2016 se destinaron casi 6.200 millones de euros a la compra de fruta fresca. A estos productos destinaron el 9% del presupuesto para la compra de alimentación y bebidas, que suponen un gasto per cápita de 141 euros, con un precio medio de 1,42 euros por kilogramo (+5%).
“Sin embargo, creemos que la dedicación de los fruteros para ofrecer cada día los mejores productos pasa desapercibida”, ha afirmado Davide Buttazzoni, representante de VI.P- Manzanas Val Venosta (Asociación de Productores Hortofrutícolas de Val Venosta), el conglomerado de cooperativas que impulsa esta acción.
La celebración de la tercera edición del Día del Frutero ha servido también para poner de relieve el contraste que existe entre el mal momento que atraviesa el consumo de frutas frescas en España y el dinamismo del sector agroalimentario nacional, cuya producción en 2016 alcanzó los 46.807 millones de euros y que representa más del 10% del PIB español.
Estos datos positivos, en gran parte, se deben a la exportación, que en 2016 alcanzó un volumen de 46.800 millones de euros, culminando un crecimiento del 42% en el último lustro.Mientras que el comercio interior de este tipo de alimentos desciende en todas las tipologías de hogar, según el último Informe de Consumo de Alimentación en España del Mapama, aumentando únicamente en los de jóvenes (+ 10,9%) y adultos independientes (+ 4,1%).