La empresa española Gamba Natural, con sede en Medina del Campo, Valladolid, prevé este año 2018 mejorar las infraestructuras y ampliar mercado con una inversión de hasta tres millones de euros.
La compañía lleva prácticamente 10 años afincada en Valladolid, que a priori parece un lugar poco apropiado para obtener langostinos, pero los noruegos Bjorn Aspheim y Jan Skybak junto con su preparado equipo de técnicos, biólogos marinos y un departamento de I+D+i, han sacado adelante una avanzada granja, produciendo sus propias larvas con su propia genética, creando un ecosistema neutro y óptimo para los animales y velando por la sostenibilidad de la especie sin añadirles químicos, sulfitos o antibióticos.
En esta granja han sido capaces de reproducir el ecosistema de los langostinos “de siempre”, aunque con algunos matices que les diferencia notablemente del resto de marisco que se comercializa en grandes superficies: ni están congelados, ni tienen añadidos químicos, sulfitos o antibióticos. “Todo esto, sumado a la limpieza del agua en el que viven, les otorga un sabor característico, más ‘puro’, a la carne del propio animal, en vez de ese gusto intenso que aportan los contaminantes del mar y el que se les añade a los que pasan por procesos de congelado, etc”, señala la compañía.
La producción de Gamba Natural se desarrolla por medio de un novedoso sistema de criadero conocido como ‘hatchery’, cruzando y seleccionando los mejores ejemplares en busca de la genética más apropiada. Esta estructura está diseñada para el mantenimiento de los reproductores, la estimulación y el control de la puesta y cultivo de especímenes en sus primeros estadios (larvas y post larvas). Se trata de una instalación fija que utiliza a ejemplares adultos, de los cuales, por medios técnicos y científicos, se obtiene una producción de individuos en los primeros estadios de su ciclo vital.
Con este método, la empresa ha logrado ya sacar adelante la quinta generación de langostinos españoles “de interior”. Un gran paso para contribuir a la supervivencia de esta especie, al menos a pequeña escala, ya que generan en torno a 50.000 kilos al año que se distribuyen exclusivamente en la Península, aunque ya están empezando a exportar. Para 2018, el objetivo es duplicar la producción y aumentar la exportación.
Los langostinos se pescan exclusivamente para cada pedido, por lo que se evita tener que desperdiciar lo que no se vende, y con lo que además no es necesario congelarlos ya que llegan al punto de venta frescos en pocas horas. Desde hace un tiempo ofrecen también la posibilidad de obtenerlos ya cocidos y empaquetados en envases o a granel en ciertos comercios y también en su tienda online.
Para ello han instalado un cocedero propio y una envasadora en la misma sede en Medina del Campo garantizando la trazabilidad, la calidad del producto y su frescura por la inmediatez del proceso, evitando además la presencia de intermediarios.