La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha advertido que el etiquetado CE es engañoso y no debe mostrarse en los productos ni su embalaje y que solo debería agregarse a la documentación de información técnica del producto, donde sería visible para las autoridades de vigilancia del mercado, a quienes se dirigía inicialmente este etiquetado.
En concreto, esta organización recuerda que la marca CE nunca se pensó como marca para los consumidores, sino que está dirigida autoridades de vigilancia de mercado y añade que “el etiquetado en el producto no supone más que una instrumentalización de un requisito legal”.
“Este marcado da a los consumidores la impresión de que un producto es seguro o de cierta calidad, aprobado o fabricado en la UE, mientras que en realidad no hay garantías de que así sea”, destaca esta entidad, y añade que para muchos productos de consumo, el marcado CE no es más que un reclamo del fabricante que indica que el producto cumple con la legislación europea, un reclamo por el cual no tiene que proporcionar otra documentación independiente.
A este respecto, la OCU señala que si bien todos los productos en el mercado europeo deberían ser seguros, las pruebas que han realizado demuestran que no siempre es así y se han detectado “productos realmente inseguros”. Además, algunos de estos productos inseguros detectados tienen el marcado CE. En España, por ejemplo, los test de OCU han detectado fallos de seguridad en varios modelos de calefactores.
Asimismo, esta entidad recuerda que junto con las organizaciones de consumidores Test Achats, Altroconsumo y Deco así como las Organización de Consumidores Europea BEUC y la Organización de Estandarización Puropea ANEC, piden a la Comisión Europea que aborde el marcado CE de los productos y sus embalajes y se asegure de que todos los productos en el mercado europeo sean seguros.
En una carta conjunta a la Comisión Europea destacan que “existe una clara necesidad de una mayor y mejor vigilancia del mercado” y se le insta a “asegurar que la legislación sea adecuada para enfrentar los desafíos de una era de productos conectados”. Además, han lanzado la campaña #NOTSOGOODS con el convencimiento de que "los consumidores deberían poder confiar en el hecho de que todos los productos en el mercado europeo son seguros".