El reino Unido representa el cuarto destino del sector agroalimentario andaluz, con el 10% de las exportaciones del sector. Las posibles repercusiones del Brexit para la actividad del sector afectarán especialmente a las partidas de frutas, hortalizas y legumbres, que representan casi un 80% de las exportaciones y cuyo valor se ha doblado desde 2007.
De hecho, los primeros efectos se han podido percibir en el aumento de los precios de este sector en el Reino Unido, según el III Estudio de Sector Agroalimentario de Andalucía realizado por KPMG en colaboración con Asociación Empresarial Alimentos de Andalucía (Landaluz).
El estudio, que analiza la opinión de los principales directivos andaluces sobre los retos y las perspectivas del sector, destaca a la internacionalización como la palanca de actuación más relevante para su desarrollo (64%), sin descuidar el crecimiento dentro de España (54%).
A este respecto, la Unión Europea es el destino que más oportunidades presenta para el sector en los próximos dos años, según la mitad de los encuestados, frente al 18% de 2016, seguido del 21% de Estados Unidos. Muy lejos de la cabeza se sitúan China (7%), Oriente Medio (7%), áfrica (7%), India (4%) y Latinoamérica (4%).
El factor de la diversificación geográfica aparece junto a los procesos de reducción de costes entre las prioridades de inversión de las empresas agroalimentarias andaluzas, con un 25% y un 30%, respectivamente. Estos factores se interrelacionan, puesto que la competitividad de costes/precios es el que consideran más importante a la hora de competir en el mercado global (79%).
“El cambio y la adaptación constante son necesarios para que las empresas del sector agroalimentario puedan competir en eficiencia y productividad. Especialmente, dentro de este entorno eminentemente digital y centrado en un consumidor más informado y exigente”, indica Francisco Manuel Pérez Sánchez, gerente del sector Consumo de KPMG en España, sobre las variables que determinan la estrategia de las empresas andaluzas.
A pesar de que para las compañías andaluzas el comercio online (36%) y las redes sociales (27%) siguen siendo los factores que marcarán la evolución del comportamiento de los consumidores, llama la atención que también se destaque la proximidad de las tiendas (14%) como elemento diferenciador. Al mismo tiempo, en materia de comunicación, repunta frente a las respuestas del año pasado la importancia de los medios tradicionales (televisión, prensa escrita…) en la relación con el consumidor, aunque las redes sociales siguen liderando (32%).
Además, las compañías también son conscientes de que las exigencias de los consumidores en relación a sus productos han cambiado, siendo en opinión de los encuestados la nutrición y la salud (64%) los factores más valorados entre sus clientes, seguidos del origen del producto (25%) y la seguridad alimentaria (11%).
Además, una treintena de empresas andaluzas muestran un incremento del 7,28% de su facturación entre 2011 y 2016, mientras que frente al ejercicio anterior, la subida es del 1,49%. Del mismo modo, esta investigación destaca la mejora de los resultados de explotación, dejando atrás las caídas sufridas durante la crisis.
Entre otras cifras positivas, también resalta el crecimiento en el número medio de trabajadores en cerca de un 4% en este periodo, hasta un total los 7.704 empleados, y en el ratio de productividad (un 4,2% más). Estas compañías también presentan buena salud en su ratio de solvencia, que ha crecido en un 20% y representa la capacidad de las compañías para hacer frente a sus obligaciones de pago.
Foro Agroalimentario Cajamar
Fernando Miranda Sotillos, director general de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, ha participado en el Foro Agroalimentario Cajamar donde se han dado a conocer las últimas novedades del proceso de negociación entre la Unión Europea y el Reino Unido.
Miranda ha manifestado que “queda mucho por concretar del acuerdo de desconexión y que será necesario un periodo transitorio, cuya duración todavía no se ha concretado, en el que se mantenga el statu quo y no haya una ruptura brusca de los flujos comerciales”. Miranda ha indicado que “es necesario que todos los agentes implicados: administraciones públicas y sector privado comiencen a preparar y a identificar aquellos posibles puntos de disrupción y sus costes adicionales, bajando al detalle, como qué productos exportan, cuándo exportan y a través de qué cadena logística se exportan al Reino Unido”. Y ha afirmado que la Administración europea está trabajando para alcanzar el mejor acuerdo posible, aunque no hay que olvidar que se pasará de tener intercambios comerciales con un país miembro de la UE a exportar a un tercer país.
Por su parte el embajador británico en España, Simon Manley, ha señalado en referencia al futuro acuerdo entre la Unión Europea y su país que “Reino Unido quiere un acuerdo lo más sencillo posible, con los menores cambios posibles, y que el periodo transitorio no sea demasiado prolongado en el tiempo”. Y ha explicado que con España “esperamos tener una relación bilateral estrecha que facilite que las relaciones comerciales sean libres y sencillas para fomentar la exportación, la importación y las inversiones entre las empresas de ambos países”.
Aunque aún se desconoce el modelo que regirá las relaciones comerciales, lo que siempre habrá será un coste en términos arancelarios y de operativa de comercio exterior, incrementando el precio de nuestras exportaciones al mercado británico, así como la complejidad de las operaciones comerciales y los tiempos.
Teniendo en cuenta que Reino Unido importa el 40% de su consumo alimentario total, principalmente de países de la Unión Europea, encarecerá los precios y sus ciudadanos mantendrán el patrón de consumo que han tenido durante la crisis, tendiendo a realizar sus compras en supermercados de descuento y búsquedas de ofertas.
Todo ello hace que las empresas agroalimentarias españolas se estén planteando en este momento cómo abordar cuestiones como la pérdida de competitividad por la imposición de aranceles, el incremento de los trámites burocráticos y de los tiempos para la inspección de mercancía, la entrada de nuevos competidores de terceros países, así como la mejora en el servicio para ser más competitivos.
Horacio González ha afirmado durante su exposición que “cualquier acuerdo que se alcance no puede ser igual de beneficioso al que tenemos hoy para ninguna de las partes, lo cual resulta kafkiano”. Y ha explicado que “es probable que durante el periodo transitorio el acuerdo que se alcance tenga pocos roces en normas técnicas y en términos arancelarios”.