En 2016, el gasto total en alimentación se ha cifrado en 102.226,5 millones de euros, lo que supone un ligero incremento del 0,7% con respecto al ejercicio anterior. Este aumento ha sido menos significativo en el consumo doméstico (0,1%) puesto que la alimentación fuera del hogar experimentó un incremento del 1,9%.
Priman los productos frescos en la cesta de la compra de los españoles con la carne como principal partida (21,0% sobre el gasto total), seguido de las patatas, frutas y hortalizas frescas, que suponen un 17,5%; los pescados un 13,2%; y, el gasto en pan alcanza el 5,5%, según datos del estudio Alimentación en España 2016 de Mercasa. Además, se configuran como partidas relevantes en el gasto alimentario la leche y derivados lácteos (12,1% sobre el gasto total), los productos de bollería y pastelería (4,2%), el aceite de oliva (2,0%) o los platos preparados (3,7%).
Durante el año 2016, el gasto por persona en alimentos y bebidas para consumo en el hogar se cifra en 1.528,4 euros. En consecuencia, la media de gasto mensual en productos alimentarios se sitúo en 127,4 euros. La carne es el producto más demandado y cada español gastó el año pasado 320,2 euros en los 50,1 kilogramos per cápita consumidos. El gasto por individuo en productos del mar asciende a 202,4 euros y supone un consumo de 25,5 kilogramos por persona. Las frutas y hortalizas, tanto frescas como transformadas, tienen un protagonismo notable en la demanda del consumidor español. Durante 2016, en términos medios, cada individuo consumió 99,5 kilogramos de frutas frescas, 90,3 kilogramos de hortalizas y patatas frescas y 13,2 kilogramos de frutas y hortalizas transformadas; en cifras de gasto per cápita, el consumo referido supuso 141,1 euros, 126,9 euros y 28,5 euros, respectivamente.
El gasto y el consumo en leche líquida y derivados lácteos también resulta notable en los hogares españoles. Por persona, se cuantifica un consumo de 73,6 litros de leche y un gasto de 51,5 euros mientras que los productos lácteos alcanzan, también en cifras per cápita, un gasto de 127,8 euros y un consumo de 36,4 kilogramos. En términos medios, durante 2016 cada español consumió 34,7 kilogramos de pan, 14,1 kilogramos de bollería y pastelería y 13,7 kilogramos de platos preparados que, en términos de gasto per cápita, supusieron 83,9 euros, 64,4 euros y 56,2 euros, respectivamente.
El aceite de oliva, el vino y los huevos son alimentos arraigados en la cultura gastronómica española y, por tanto, con una presencia generalizada en la demanda de los hogares. En 2016 cada español consumió 8,5 litros de aceite de oliva y gastó 30,9 euros en este producto; el consumo per cápita de vino y derivados ascendió a 9,1 litros y supuso un gasto de 24,9 euros por persona; finalmente, el gasto en huevos llegó a 18,6 euros y se corresponde con los 137 huevos consumidos de media por persona.
Supermercados frente a comercio especializado
Los hogares españoles utilizan distintos formatos para adquirir los alimentos y bebidas. En este sentido, destaca la importancia relativa de los supermercados (45,1% de cuota de mercado en 2016 considerando, además, un 15,9% adicional de los establecimientos de descuento) que han aumentado progresivamente su participación en detrimento principalmente del comercio especializado (15,6% de cuota) que junto al resto de formatos tienen una presencia cada vez menos notable. Los hipermercados cuentan con una cuota cercana al 13,3% y se estima que el comercio electrónico representa un 1,1% en el total de la alimentación.
No obstante, para comprar alimentación fresca, el comercio especializado sigue siendo uno de los formatos preferidos, con una cuota del 24,8% en la comercialización de carne, del 26,2% en pescado o del 35,4% en las frutas frescas, mientras que para la alimentación seca, los establecimientos de libreservicio se han convertido claramente en la opción preferida por los hogares (los supermercados concentran, por ejemplo, el 73,8% de las ventas de leche o el 63,5% de las ventas de aceite de oliva).
De forma concreta, el comercio especializado distribuye el 33,8% de la alimentación fresca y el 3,0% de la alimentación seca mientras que los supermercados llegan al 33,3% de la alimentación fresca y el 53,3% de la alimentación seca (adicionalmente las cuotas de los establecimientos de descuento son 10,3% y 19,7%, respectivamente).
A la hora de elegir el establecimiento de compra, se prioriza proximidad o cercanía (64,8%) por encima de calidad (56,7%) y nivel de precios (48,5%) aunque éstos últimos factores también tienen un peso relevante en la elección final.
Las marcas del distribuidor mantienen su importancia en la cesta de la compra, un 89,1% de los consumidores las adquiere en algún producto y sólo un 10,9% manifiesta no adquirir nunca productos de marca de distribuidor. En este caso, los resultados son muy similares a los obtenidos en 2015 aunque vuelve a disminuir el porcentaje de consumidores que declaran comprar muchos productos con marca del distribuidor (pasa de 9,7% a 9,1%).
En cuanto a internet como canal de compra de productos de alimentación, es utilizado en alguna ocasión por un 9% de los consumidores (este porcentaje se eleva entre los jóvenes de 25 a 39 años al 14,3% y disminuye para los mayores de 55 años al 2,1%); en 2015, la participación se cifraba en 10,8% y en 2014, era de un 10,5% y, por tanto, se ofrece un cierto retroceso en esta faceta.