Según un estudio elaborado por Ladorian, empresa española de desarrollo tecnológico, la distribución inteligente de contenidos aumenta un 30% las ventas en las tiendas. Además, los monitores y las pantallas son un elemento de atracción y comunicación cada vez más potente ya que el 90% de los visitantes recuerdan las imágenes proyectadas.
A este respecto, el trabajo señala que “la transformación de los modelos de compra que han incorporado los negocios digitales han convertido al punto de venta en un entorno de comunicación entre marca y consumidor de gran valor. Sin embargo, la principal clave es el conocimiento de cómo se comporta el consumidor, para que el contenido emitido sea 100% conversor”.
Así pues, un factor vital para llevarlo a cabo, según ha determinado el estudio, es añadirle inteligencia. Aplicar inteligencia asegura que la estrategia de comunicación sea eficaz, pues la toma de decisiones estará fundamentada en datos del comportamiento de los consumidores.
“Sin embargo, los formatos usados para lanzar mensajes de comunicación en las tiendas responden, desde el punto de vista del dinamismo y la oportunidad, a modelos que son 100% analógicos. Existe la necesidad imperiosa de dinamizar esta comunicación, así como optimizar la idoneidad del contenido emitido en cada momento”, afirma Alejandro Gutiérrez- Bolívar, CEO de Ladorian.
Adecuarse no solo al canal, sino al propio instante en el que se está llevando a cabo esa comunicación entre la marca y el consumidor, es de vital importancia. “Esta búsqueda de mejorar la conversión y el ticket medio, que tan fácilmente asumimos en el mundo ON, hoy por hoy no se está aplicando en los espacios OFF”, concluye.
Y es que, en los negocios digitales la posibilidad de medir factores que influyen en la decisión de compra es más accesible. Pero también el punto de venta físico está obteniendo unos resultados que eran inimaginables hace unos años, y esto se debe principalmente a la optimización de la capacidad de medir las acciones que se llevan a cabo en estos puntos.
Según el estudio, el destino hacia el que se encaminan los puntos de venta físicos es la personalización mediante la inteligencia. Medir ese interés en el consumidor es cada vez más complejo por la cantidad de impactos y estímulos que recibe, pero si esos impactos están personalizados, las posibilidades de que sean efectivos son mucho mayores.
“El sistema actúa con unos criterios en función de quien esté delante de la pantalla y, dependiendo de la situación y ubicación de la misma, la emisión cambia. Según quién y dónde, el contenido será diferente. De esta manera se genera interés y no rechazo, personalizando la información para un público determinado y no masificado”, señala la investigación lleva a cabo por Ladorian.