El 61% de los consumidores españoles elige el supermercado como su lugar de compra habitual, seguido del hipermercado y de tiendas especializadas, según revela la “Encuesta sobre hábitos de consumo 2017", cuyo objetivo es conocer mejor el perfil del nuevo consumidor español y fomentar el consumo responsable.
Realizada a más de 2.500 familias de toda España por parte de la Mesa de Participación (grupo de trabajo constituido por las asociaciones de consumidores Cecu, Fuci, Unae y Cauce, junto a Mercadona, el trabajo determina también que hoy en día estamos ante un consumidor crítico y exigente, ahorrador y preocupado por su salud, el desperdicio de alimentos y la sostenibilidad de la cadena agroalimentaria.
Respecto a los productos, la compra de frescos se impone al resto, incrementándose respecto al año anterior. Además, “los datos acerca de los hábitos alimentarios de los ciudadanos reflejan una realidad con margen de mejora, además de detectarse un bajo conocimiento real sobre alimentos libres de alérgenos, ecológicos o transgénicos”, señala la encuesta.
Por otro lado, para el 72% de la población encuestada, la situación económica le ha obligado a cambiar parte de sus hábitos de consumo y alimentación, si bien se percibe, por su comportamiento, una leve mejoría respecto a 2016.
Respecto a los factores que influyen en la compra, el estudio revela que lo que más valora el consumidor a la hora de seleccionar un producto es la calidad, seguida del precio. Sobre los motivos por los que elige su lugar de compra, señala que son la calidad de los productos, el precio de los mismos y la proximidad del establecimiento.
En cuanto a la compra por internet, empeora su percepción por la desconfianza de parte de los usuarios (un 48% la valora positivamente frente al 57% de 2016). En concreto, un 20% dice que la utiliza o la utilizará, frente al 15% del año anterior, y un 28% indica que no la utilizará porque sigue prefiriendo ver el producto antes de comprarlo.
Y es que, el 71% dice buscar información sobre un producto antes de comprarlo y encontrarla, principalmente, en la propia etiqueta. Por ello, demandan etiquetas más sencillas, con letras más grandes y con términos menos técnicos.
En concreto, los elementos informativos que más valoran los consumidores del etiquetado no varían respecto a 2016 y son: la fecha de caducidad, los ingredientes, el precio, el lugar de origen y la información nutricional. No obstante, sólo el 71% dice conocer la diferencia entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente aunque, en la realidad, sólo el 46% conoce realmente su significado.
Así, el 75% de los consumidores (un 2% menos que en 2016) considera que sus hábitos son saludables y que la información nutricional presente en el etiquetado es idónea, destacando como la más valorada la información sobre el contenido en grasas, seguido de los azúcares y de las proteínas.
Un consumidor concienciado
Respecto al tema del desperdicio alimentario, el estudio refleja que estamos ante un consumidor concienciado y sensible con este tema. Así, el 91% de los encuestados (3% menos que en el año anterior) indica que el desperdicio de alimentos es una preocupación muy presente y el 83% (4% menos que en 2016) afirma estar haciendo algo para evitarlo. El 60% cree que la responsabilidad del desperdicio es de "todos los eslabones de la cadena agroalimentaria” y, especialmente, de los propios consumidores (20%).
Preguntados por diferentes términos relacionados con la sostenibilidad de la cadena agroalimentaria, los consumidores conocen qué son los alimentos transgénicos y el comercio justo, alrededor de la mitad de la población conoce el concepto de huella ecológica, sólo un 31% conoce el término de alimentos irradiados, un 35% el concepto de consumo colaborativo y únicamente una quinta parte ha oído hablar de la soberanía alimentaria.
Por último, la encuesta recoge que los consumidores españoles se muestran preocupados y solidarios sobre la producción mundial de alimentos. Así, la mitad de los encuestados cree que en el mundo se producen alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de sus habitantes y su opción preferida (50%) para garantizar el acceso a la alimentación a la mayor parte de la población sería una mayor gestión y concienciación sobre el desperdicio de alimentos, sumada a una compra más racional y eficiente de los consumidores.