Durante el periodo comprendido entre 2007 y 2015, el gasto realizado por los hogares favorecidos se redujo un 17,2%, mientras que el de los hogares desfavorecidos lo hizo un 7,6%. Esto ha permitido una reducción de la desigualdad en consumo entre las familias españolas.
Esta es una conclusión del estudio llevado a cabo por BBVA Research que indica que la menor reducción en el tamaño medio de este tipo de hogares, como consecuencia del posible efecto de reunificación familiar para aprovechar economías de escala, sería uno de los factores detrás de la menor desigualdad en consumo.
A estos, se unirían la mejora en el nivel educativo de los cabezas de familias desfavorecidas o el aumento en las familias lideradas por una mujer. En cualquier caso, es necesario tener presente que gran parte de la caída en la desigualdad en consumo viene provocada por una necesidad de las familias más desfavorecidas para hacer frente a una situación de crisis.
De hecho, tanto la educación como el tamaño podrían estar jugando un papel importante debido a que los hogares más desfavorecidos se vieron obligados a reagruparse y podrían haberlo hecho alrededor de cabezas de familia con mayor formación.
Por otro lado, el mayor ajuste por parte de los hogares más favorecidos también podría estar relacionado con un proceso más intenso de ahorro e inversión en activos financieros.
A lo anterior se suma el hecho de que parte del fenómeno ya ha comenzado a revertir dado el carácter cíclico de la situación de recesión vivida en los últimos años. Por último, el indicador de desigualdad aquí no incluye el consumo de bienes y servicios públicos.
Su inclusión podría cambiar los resultados ya que la fuerte caída en el gasto de las familias más favorecidas podría haber sido compensada con un aumento en el consumo de bienes y servicios públicos. Esto podría ser especialmente cierto en sanidad y educación.