Dos tercios (70%) de los compradores de toda Europa compran alimentos saludables, con menos sal, azúcar, grasa o calorías. Este es uno de los principales resultados de una encuesta realizada por IRI, que confirma también el aumento que se está produciendo en el consumo de comida orgánica y vegetariana.
En concreto, la encuesta, que se realizó entre compradores de siete países europeos, ha revelado que más de la mitad de los compradores compran alimentos orgánicos, lo que supone un aumento del 35% en los últimos tres años, y un 39% compran opciones de comida vegetariana, registran así un aumento del 26% en el mismo periodo.
También ha aumento un 33% el número de consumidores que compran productos sin lactosa, sin levadura o sin gluten.
Este hecho constata que la población europea está más concienciada sobre el papel que juega la comida en su salud en general y en su bienestar, por lo que cada vez están prestando más atención a la calidad de los alimentos que consumen.
Así, un tercio de los compradores encuestados quieren comprar alimentos sin aditivos y uno de cada tres compradores lee las listas de ingredientes y las etiquetas nutricionales de los alimentos antes de comprarlos.
En palabras de Livio Martucci, director de IRI, "la preocupación por el bienestar general es la principal razón por la que los europeos están comprando opciones de alimentos más saludables. Están más preocupados por la calidad, la seguridad y la salubridad de los alimentos que compran, tienen una intolerancia a ciertos alimentos o simplemente quieren perder peso. Con la obesidad convirtiéndose en un desafío clave para la salud en toda Europa, es alentador ver que uno de cada cuatro compradores (26%) quiere lograr una pérdida de peso”.
En este contexto, IRI señala que hay una gran oportunidad para aquellos fabricantes de alimentos beneficiosos para la salud, así como para los que quieren introducir nuevas líneas de productos saludables.
"Comer alimentos orgánicos, libres de sustancias intolerante o vegetarianos ya no es un nicho de mercado que se perfilará en el fondo de un pasillo de supermercados. Hay una gran oportunidad aquí para los fabricantes de innovar y para los minoristas de dar más espacio en el estante a opciones de alimentos más saludables, incluyendo los rangos de etiqueta propia”, añade Martucci.