Se estima que una familia con un celíaco ve incrementado el coste de su cesta de la compra en 1.040,41 euros al año, un 255,67% más que la versión convencional de la misma, si se tiene en cuenta únicamente los productos de una compra básica. Pero además, el colectivo celíaco conforma su alimentación según sus gustos y necesidades, por lo que el sobrecoste anual de la cesta sin gluten puede alcanzar hasta los 1.500 euros por persona.
Además, tal y como estiman desde Celicity, red de restaurantes y comercios con productos sin gluten, este coste se puede multiplicar si en el seno familiar hay más de una persona celiaca. Frente a esta situación de desigualdad y coincidiendo con el mes del celíaco, reivindican que el Estado asigne algún tipo de subvención o ayuda a las personas que padecen celiaquía.
A modo de ejemplo, desde esta entidad destacan que en España, el precio medio de una barra de pan de unos 250 gramos es de 0,47 euros, mientras que un celíaco paga 2,42 euros por la versión sin gluten. Un sobrecoste del 514% en un producto considerado básico en cualquier dieta. “Este incremento, en mayor o menor medida, se repite en casi todos los alimentos ubicados en la base de la pirámide nutricional, es decir, aquellos que mayor número de raciones se deben ingerir en la dieta, ya que suelen contener gluten”, señala José Luís Rodríguez, CEO y co-fundador de CeliCity.
Asimismo, hasta el 80% de los productos procesados que encontramos en los supermercados pueden contener gluten. Alimentos tan populares como embutidos, postres lácteos, chocolates, salsas o especias que pueden contener trazas, por lo que las personas que padecen celiaquía deben recurrir a sus versiones sin gluten y, por tanto, asumir una carga económica considerable.
Una oferta aún escasa
Dentro de la industria de la alimentación, “el segmento que más crece es el de los productos especiales para intolerancias y alergias, y dentro del mismo, los productos sin gluten”, matiza Rodríguez. De este modo, en España el número de referencias aptas para celíacos ha pasado de 280 a 1.500 productos, con un crecimiento sostenido de un 28% desde el 2008. En este sentido cabe destacar que España es el tercer país del mundo (tras EEUU y Brasil) en lanzamiento de productos sin gluten.
Por ello no es de extrañar que cada día haya más supermercados “con lineales dedicados a los productos sin gluten, aunque la variedad sea escasa y el precio más alto”, apuntan desde CeliCity. Un incremento de la oferta promovido principalmente por el aumento de la demanda de productos libres de gluten gracias a una corriente de EEUU que ha traído consigo la tendencia de seguir una dieta sin gluten -para adelgazar o para comer más sano. En este sentido, algunos observatorios internacionales estiman que en 2020 cerca de un 7% de la población mundial seguirá una dieta libre de gluten.
Respecto a las ayudas estatales, desde esta comunidad señalan que Sanidad financia diferentes tipos de ayudas a los enfermos crónicos, pero la celiaquía, que es una enfermedad crónica del aparato digestivo cuya única medicina es la alimentación, está totalmente al margen de cualquier tipo de subvención económica o alimentaria.
Al margen del Estado, algunas Comunidades Autónomas como Extremadura y Vizcaya, destinan prestaciones que invierten en lotes de productos específicos para familias con celíacos, especialmente para las más desfavorecidas. Asimismo, algunos ayuntamientos han presentado proposiciones No de Ley instando al Gobierno a que se creen ayudas económicas. Pero “la concesión de ayudas para este sector de la población es una asignatura pendiente, aunque los principales partidos políticos las incluyeron en sus programas electorales”, apunta Rodríguez.
Según ha recogido CeliCity en una comparativa europea de la situación de los celíacos, España está a la cola de Europa por lo que respecta a ayudas públicas. En otros países de la Unión Europea no sólo existe una concienciación, sino que se han establecido medidas para ayudar económicamente a este colectivo, ya sea mediante una cantidad estipulada mensual, desgravación del IRPF o la prescripción médica de alimentos sin gluten.