La comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo ha aprobado un informe, elaborado por la socialdemócrata croata Biljana Borzan, en el que pide intensificar los esfuerzos para reducir el desperdicio de alimentos.
La Unión Europea produce 88 millones de toneladas de desperdicios de alimentos al año, alrededor de 173 kilogramos por persona, según las estimaciones. Esta cifra supone alrededor de un tercio de la comida producida para consumo humano.
Este enorme nivel de residuos tiene impacto económico, social y ambiental. El desperdicio de alimentos causa una pérdida económica de unos 940.000 millones de dólares al año en el mundo. Provoca inseguridad alimentaria y desnutrición. Y los alimentos que en última instancia se desperdician consumen recursos valiosos, por ejemplo, aproximadamente una cuarta parte del agua utilizada para la agricultura. Y se estima que son responsables del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
En los países industrializados, la mayor parte del desperdicio se concentra en las etapas finales como la distribución y el consumo. Mientras que en los países en desarrollo se concentra en las primeras etapas, debido a la falta de prácticas agrícolas avanzadas, a sistemas e infraestructuras de transporte eficientes y a instalaciones seguras de almacenamiento.
Las estimaciones muestran que el 53% de los residuos de alimentos se producen en los hogares, por lo que la educación del consumidor es un área crítica donde se necesita un esfuerzo concertado para reducir el desperdicio de alimentos.
La pérdida de alimentos también implica desperdicio de agua, suelo, horas de trabajo, energía y otros recursos valiosos y a menudo limitados. Los expertos afirman que la reducción de los residuos alimenticios en los países desarrollados en un 30% podría ahorrar aproximadamente 400.000 kilómetros cuadrados de tierras de cultivo para 2030. Los costes asociados con los residuos alimentarios para la UE en 2012 se calculan en unos 143.000 millones de euros. Dos tercios de los costes están asociados con los residuos de alimentos de los hogares.
“La Unión Europea, como una de las comunidades más ricas y prósperas del mundo, tiene la obligación moral y política de reducir enormes cantidades de alimentos desperdiciados cada año”, asegura Borzan.
“Necesitamos una respuesta política coordinada a nivel de la UE y de los Estados miembros que tenga en cuenta las políticas en materia de residuos, seguridad alimentaria e información, pero también aspectos económicos, investigación e innovación, medio ambiente, agricultura, educación y política social”, explica la europarlamentaria.