La secretaria de Estado de Comercio, Silvia Iranzo, ha resaltado la necesidad de potenciar el comercio urbano, como lo refleja el apoyo que se viene prestando desde el Plan de Mejora de la Productividad y Competitividad del Comercio (2009-2012).
“Pese al marco de austeridad presupuestaria al que nos enfrentaremos, señaló Silvia Iranzo, el año próximo, hemos conseguido mantener la dotación de dicho Plan, que no es poco, donde se contempla el Programa Fomento del Comercio Urbano que pretende corregir posibles desequilibrios territoriales en la oferta comercial mediante una mejora del entorno físico urbano en el que las empresas comerciales pueden instalarse para el desarrollo de su actividad”.
La secretaria de Estado ha recalcado también la importante oportunidad de futuro que tienen los Mercados Municipales mediante la apuesta por la modernización sin que por ello pierdan sus características genuinas.
“En la actualidad, más de 1.000 mercados minoristas municipales operan actualmente en España y, pese a su indiscutible arraigo, se enfrentan a importantes retos que pueden poner en peligro su rentabilidad y en última instancia su propia existencia, pero que estoy segura sabremos afrontar con soluciones imaginativas y competitivas”, ha señalado Iranzo en la inauguración del 6º Encuentro Nacional de Mercados Minoristas organizado por la Empresa Nacional Mercasa y la Federación Española de Municipios y Provincias.
La secretaria de Estado hizo hincapié en que la localización tradicional de estos mercados en los centros urbanos, especialmente en las ciudades medias y pequeñas, hace de ellos un instrumento de regeneración urbana de altísimo valor. En muchos casos tanto su ubicación céntrica como la antigüedad de sus edificios, a menudo superior a los 100 años, los ha convertido también en verdaderos símbolos de sus barrios y ciudades, al tiempo que ejercen de polos de atracción de los centros urbanos.
Sin embargo, señaló la secretaria de Estado, estas ventajas de localización son a la vez el origen de varios de los problemas a los que se enfrentan estos centros comerciales de productos frescos. Se trata de zonas con claros problemas urbanísticos y con una estructura demográfica específica, caracterizada por el envejecimiento de la población residente y la reducción del tamaño de los hogares, así como las dificultades de aparcamiento y accesibilidad, el deterioro físico y ambiental de los inmuebles.
La mayoría de las nuevas familias se sitúan en la periferia urbana, lejos de estos mercados tradicionales. Además, el consumidor del siglo XXI se encuentra condicionado, entre otros, por un tiempo escaso y una exigencia mucho mayor en el binomio calidad/precio de los productos y servicios demandados que el consumidor tradicional.