Los precios mundiales de los alimentos, supervisados por la FAO, bajaron en marzo por el descenso del azúcar y los aceites vegetales, en un contexto de amplia disponibilidad de suministros y expectativas de cosechas abundantes.
De este modo, el índice de precios de los alimentos de la FAO tuvo una media de casi 171 puntos en marzo, marcando un descenso del 2,8% respecto al mes anterior, aunque permanecía un 13,4% por encima de su nivel de un año antes.
Así, los precios de los cereales cayeron un 1,8% con respecto a febrero, arrastrado por el trigo y el maíz, con lo que se encuentra en el mismo nivel que en marzo de 2016.
Los aceites vegetales se depreciaron un 6,2%. Las cotizaciones de aceite de palma y de aceite de suelo cayeron este mes al mejorar las previsiones de producción, mientras que las de los aceites de colza y girasol disminuyeron igualmente debido a una mayor disponibilidad de la prevista.
En cuanto al azúcar, su precio descendió un 10,9% llegando a su nivel más bajo desde mayo de 2016, debido a la débil demanda de importaciones y a las expectativas de la llegada a los mercados mundiales de abundantes suministros de Brasil, resultado de las buenas cosechas y un menor consumo interno de la producción de bioetanol.
Los amplios suministros de leche llevaron a una disminución mensual del 2,3% en el índice de precios de los productos lácteos de la FAO, que, sin embargo, se mantuvo muy por encima del nivel de hace un año.
La carne, en cambio, subió un 0,7% impulsado por la fuerte demanda de importaciones de Asia de carne de bovino y porcino.
Para 2017, las previsiones para la producción mundial de cereales en 2017 se estima en 2.597 millones de toneladas, apenas nueve millones de toneladas menos que el récord alcanzado en 2016.
La ligera disminución prevista en relación a 2016 se debe a la anunciada reducción de la producción mundial de trigo, que ahora se espera caiga un 2,7% en 2017, con 740 millones de toneladas, debido principalmente a los recortes en la siembra inducidos por los precios en Australia, Canadá y Estados Unidos.
Por el contrario, se espera –aún de forma provisional- que la producción total de cereales secundarios en 2017 alcance un nuevo nivel récord, con 1.353 millones de toneladas, gracias a un aumento de la producción en Brasil y Argentina y al repunte en Sudáfrica, tras la sequía del año pasado.